-Tienes razón Usagi, cuando cumplí mi destino supe que habría otro mucho mas grande, el que me daría la felicidad que tanto anhelaba.- Ante sus caricias le besa la manos.
-Eres tu quien me dio una nueva razón en mi vida, mi dulce bombón, tu eres lo mas maravilloso que me ha ocurrido.- Deposito un beso en la boca de la contraria, estaba cargado de amor pero a la vez era muy inocente y puro haciendo que el momento por lo menos para Seiya fuera magico porque con este le expresaba sin palabras el gran amor que sentía por ella, un amor que trascendía el tiempo y el espacio.
—Fighter —Pronunció con toda la miel de su alma en la lengua. Cargaba con la responsabilidad de ser la razón de las tristezas de su amada. Deseaba fervientemente quitar cualquier duda rastrera del corazón más maravillosamente leal que ha conocido.
Acariciando sus pómulos con los pulgares admiró los preciosos ojos azules. En el magnetismo de su mirada profunda le arrastraba a deseos que iban más allá del cuerpo, era el espíritu de su estrella queriendo fundirse en el contrario, un baile eterno de amor.
—Te mereces toda la felicidad del mundo, mi amor. —Declaró con firmeza. —Incluso, si no fuera conmigo, lo que más quiero para ti es que alcances cualquier objetivo que tu desees. —Contempló un momento las estrellas de la noche. —Ni los luceros del manto nocturno, se compara a tu resplandor, Sei-Chan. Eres mucho más, tienes un destino demasiado grande. —Regresando su visión a la guerrera susurró un secreto de amor. —Espero que si este es un sueño, sigamos siempre juntas hasta el fin
—¿Que sucede, Fighter? —Tan pronto percibió la emoción triste de su mirada, se acercó colocando sus manos en el rostro.
¿Qué era aquello que le preocupaba? —Podemos solucionarlo juntas. —Mencionó dedicando una ternura en sus acciones; siempre le protegía, ahora, era su turno de colmarla con atenciones.
