Obsequió una ligera carcajada por la ironía, ¿Cómo puede pedir más? ¿No se supone que estaba intentando castigarla?. —¡No puedo creerlo! —Ocultó el carmín en sus mejillas en el pecho de su amor. La nariz acarició con ternura la suavidad de la piel en la mujer, inhalando la fragancia adictiva de rosas, muerde el labio inferior. Despierta demasiados sentimientos en ella.
No han hecho mucho y siente que puede liberar tanto en este momento. Levanta la mirada del pecho contrario, hay una suave compasión en los ojos. —¿Tanto así, mi estrella? —Reposa la barbilla cerca de los senos. —Oh... Seiya, no sabes cuan loca me vuelves, no eres la única.
En cuestión de segundos se montó encima suyo, acurrucándose poco a poco en el pecho contrario. La punta de los dedos de la diestra atravesaron el pecho, luego al cuello hasta llegar al rostro; jugueteó con su amada colocando el índice encima de los labios. —¿Debería obsequiarte un beso? ¿Te lo mereces?
—¿Hm? ¿En serio? —Cuestiona con cierta melodía en su voz trazando con los dedos el contorno de sus pómulos. Pestañea lentamente unas cuantas veces, lame sus labios cuidadosamente y apoya su cabeza para observar mejor sus facciones. —¿No hay nada más que quieras de mí?
—En que te quiero mucho... —Confiesa reposando su cabeza en su hombro. Lleva la diestra a sus cabellos acariciándolos lentamente. Le regala un besito en el cuello.
Sus mejillas calientes demuestran lo mucho que le gusta estar a su lado. —¿Has estado esperando por mí todo el día, verdad?
