-Toma el rostro de su hijo para mirarlo con ternura.- Quiero que seas siempre bueno, mi Pulgarcito. Has heredado aquello de tu padre Alastor. Por alguna razón, siempre mis genes dominan más que las de tu apuesto padre rojo.

-Mira a su hijo un poco confundida, no entiende porque su hijo menor jamás a querido parecerse a su padre siendo que es tan bello ante sus ojos. Siempre ha deseado a una cría que se parezca demasiado a él, James lo hizó en su vida pasada.-

Aun soy bueno ayudo a los que lo merecen pero ahora me alimento de almas necesito comer de vez en cuando... Vaya herencia que me dejo alastor al menos no luzco como el....

-Abre sus ojos escuchando el susurro de su pequeño, ahora todo un hombre.-

Me recuerdas mucho a mi Adonis, tambien suele contratar humanos. Ahora entiendo esa fachata de sirviente que en realidad es otra cosa.

-Le susurra a los oídos del contrario para que no escucha la extraña que está cerca de ellos.-

-susurro a los oídos de su cuidadora -

Consumo las almas de los humanos que me contratan, esa es mi misión

¿Almas?... ¿En donde puedes conseguir almas, mi Pulgarcito?.

Me alimento de almas y algunos cuerpos pero prefiero las almas antes que la carne

-observa a la mujer emitiendo una gran sonrisa -

¿no desea pactar mis servicios?

¿De que te alimentas, mi niño?.

No dijo que fuera un sirviente solo que aprendiera a cultivar mi comida

¿Eso dijo tu padre?. No es bonito ser un sirviente, sé porque te lo digo.