-Ha estado viendo a un chico gato por los rumbos y su curiosidad fue mayor, por lo que pensó que sería buena idea ser un gato también para ver que se sentía-
-Repitió con calma, mirándolo fijamente, tan fijo que a pesar de ser sereno, sus ojos eran inquietantes por un largo plazo, especialmente al no parpadear-
¿Eres un niño o un gato? ¿Por qué usas ese traje? Los gatos son peludos pero tu no, te marca mucho el cuerpo ¿No te incomoda? ¿Puedes ver bien con esa cosa en la cara? ¿Tus orejas son reales?
-No se limitó en hacer una pregunta tras otra, con genuina curiosidad ante tantas nuevas dudas.-
