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Enano..

-dice un poco nervioso mientras desvía la mirada intimidado-
Sé que te dolerá, pero eres fuerte.
*sonríe al ver a su hermano sonrojado*
¿Qué?

-pregunta sorprendido pero con la misma sonrisa en sus labios. Niega ligeramente con la cabeza y mira a otro lado sonrojado-

Enano.. eso me dolerá un poco.
Sé que eres sensible en tu cuello, por eso ya estaba pensando en marcarte en tu pecho, y entre tu pierna, sabes dónde.
*sonríe coqueto un poco*
-se rasca la nuca ligeramente luego suelta un pequeño suspiro pero sonriendo-

Si, creo que puedo aguantar. Pero sabes que soy un poco sensible en mi cuello. ¿No? Al menos no me ataques cada parte del cuerpo.
*sonríe con placer al ver cómo su hermano mayor baja la mirada tímidamente, le fascina al ver a su hermano actuando tímido*
No te preocupes, estoy seguro que eres bastante fuerte para que rezisitie mis marcas en tu cuello. ;)
-sonríe un poco después aquel guiño luego desvía la mirada un poco tímidamente-

Esta bien. Tienes la razón. Al menos ahora te veo feliz. Y de sobre las marcas en mi cuello, no seas malo pero bueno, necesito resistir hasta que ya no tienes lugar en mi cuello.
*se ríe en voz baja*
Jeje, deja de pensar tanto, si quieres pensar, entonces piensa en lo que te hace feliz. Estoy bien, y eso es gracias a ti, así que cállate. Estoy feliz de poder vivir mi vida contigo, y no con nuestros abuelos o, lo que es peor, en un hogar de acogida. ¿De acuerdo?
*guiña una vez*
Hago mucho has taken que puedo, hasta que ya no tengo un lugar en tu cuello donde hacerlo.
Tu eso crees pero por mi maldito decisión en Seattle fue necesario para ti también que caminas en el mismo maldito camino que yo. Huir de la ley, matar, escuchar y ver cosas que no será normal para un niño de 9-10 años y mudarte forzado en México.

-menciona con algo de nostalgia y un poco triste pero se asusta cuando el menor le muerde suavemente el cuello y suelta un ligero gemido de susto-

¡Ah, Daniel!

-sonríe un poco y le da un beso en sus labios luego le mira los ojos grandes y marrones de su hermanito-

Me tomaste por sorpresa. ¿Cuanto más vas a hacer?
*se acurruca en el cuello de su hermano al sentir las caricias en su cabeza*
No hiciste nada malo, conejito. Al menos ahora somos felices y estamos juntos.
*mientras tanto se acurruca, de repente le hace un chupetón en el cuello*
¡Mío!
*sonríe mientras se aleja de ese cuello que siempre le llama*

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