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DeglDV · 31-35, M
[code]Destruido. Esa es la palabra correcta que puede definir lo que ahora el caballero de Acuario representa. Días en vela, insomnio recurrente por los constantes sueños en los que aun visualiza encontrar al ahora extinto caballero de escorpio, copas de vino sin terminar, pero botellas vacías son lo que ahora adornan sus mesas antes rebosantes de papiros con nuevos escritos o descubrimientos. Sufrimiento a flor de pie por lo que perdió en una de sus tantas ausencias por la recolección de datos para su ilustrísima…

Si tan solo no se hubiera demorado ese día…

Remordimiento y sentimientos encontrados le son el pan de cada día, han transcurrido meses desde que se terminaron los rituales funerarios por Kardia, pero él no es capaz de dejarlo ir aún. Su seguridad se ha mermado al igual que su salud, incluso el propio patriarca ha bajado a verlo cuando Deuteros no puede subir a cuidar su constante ebriedad y desvaríos; lamentos de alguien que no puede con la pena de haber perdido al que calificó como el amor de su vida, nadie podría creer que el caballero de los hielos eternos fuera tan frágil como para “romperse” de esa forma tan dolorosa y funesta. Pero ahí estaba, perdido en si mismo por una culpa que no borraría en mucho tiempo, sin embargo, no lo dejarían estar así por más tiempo.

A la mañana de ese día, uno de los guardias cruzó el umbral corriendo informándole como pudo, que alguien había irrumpido en el mausoleo donde descansaban los cuerpos de otros caballeros, Sage había insinuado que probablemente él hubiera sido el causante de tal aberración, pero una de sus sirvientas argumentó que Dégel no había podido ser, no había salido del templo desde hacía casi tres días. Por lo que la orden cambió: él a revisaría qué era lo que había ocurrido.
Por un momento creyó que era una broma, pero no, el guardia seguía demasiado serio como para reclamarle que estuviera jugando con algo así, sobre todo por su incapacidad de superar esa pérdida tan abrupta en su vida, pero no quedó de otra, tuvo que asearse para no irrespetar a la armadura, luego se encaminó a la zona de mausoleos, donde pudo notar a aprendices y otros caballeros rodear la parte donde había sido violada la seguridad — ¿Por dentro? — Fue la pregunta particular que muchos susurraron hasta que él apareció. Aunque sus ideas no eran claras, supo que no era normal lo que había sucedido, y otros más, musitaron que el patriarca había elegido mal al caballero que investigaría lo sucedido, los que pudieron entrar descubrieron que el ataúd que mantenía en resguardo el cuerpo de Kardia había sido abierto y el cadáver extraído ¿Cómo reaccionaría el caballero de acuario ante eso? Lo sabrían en cuanto él lo supiera.

Dégel avanzó entre todos para abrirse paso, analizando que también su protección alrededor del cuerpo de su también mejor amigo había sido fracturada, lo que le obligó a correr escaleras abajo para buscarlo. — “¡Kardia!” —Fue ahí que pudo ver con claridad que el único ataúd con mención de haber sido profanado era nada más y nada menos que él del peliazul. su rostro no evocó ningún gesto, mucho menos dirigió palabra, solo encargo a unos cuantos santos de plata iniciar el rastreo por toda la zona del santuario, quienes tuvieran el cuerpo no podrían haber ido muy lejos. Acto seguido, regresó por donde vino, no sería capaz de seguir manteniendo el temple y la compostura ante los demás.

Sus pasos fueron en automático, conforme se sintió en el cobijo de la escalinata de su templo, fue que las lágrimas brotaron de sus ojos, pero ya no había sollozos, parecía que su garganta se había quedado muda luego de tantas lamentaciones, gritos y reclamos. Solo quería volverse a recostar en su cama y dormir, así escaparía de ese segundo martirio al que estaba siendo sometido con ese robo. Unas escaleras más y con claridad escuchó su nombre hacer eco en el interior de su propio templo, además del tono de voz que hizo a su corazón acelerar y palpitar de forma dolorosa. Negó con cuidado — Es imposible, estoy delirando— Fue lo que pensó antes de ingresar al tholos del onceavo refugio, justo ahí, luego de dejar su tiara en la mesa de mármol correspondiente, que notó la mata azul seguirse internando en el pasillo principal del templo — ¿Kardia?... — Musitó con voz temblorosa luego de negar repetidas veces, de llevarse una mano al pecho y la otra a los ojos para podérselos tallar con la punta de los dedos.[/code]

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