De ese modo, el representante del signo más agresivo se dio a la tarea de endulzar su abrazo para que con su calor, aquella de menor apariencia, se arrullara. Aunado al suave vaivén de su paso y la simple intención, que lograrían pronto su cometido. Por esa razón se apresuró, sin correr, a la habitación de la geminiana para ahí subir la rodilla sobre la cama, inclinándose con la única intención de depositarla cuidadosamente sobre el lecho que antes había destendido a fin de poderla arropar — Descansa. — le regala una caricia suave en la frente, alejándose para darle la intimidad necesaria.
Abandonando la habitación que cerró sin emitir ruido alguno, volvió a la cocina para lavar los trastes que utilizó. No dejaría nada pendiente, así cualquiera podría despertar con el gusto de ver en orden la cocina.
-La menor ya se encontraba muy somnolienta, por lo que se delimitó a asentir con su cabeza después de refregar un poco más sus ojos; extendiendo sus brazos hacia el como una infante, aferrándose del cuello ajeno y rodeándole con sus piernas por la cintura como si fuese un koala. Se dejó cargar, aunque la preocupación de aquel vaso sucio sobre el mesón le dejó algo inquieta, por lo que pensó que lo primero que tendría en su lista matutina sería lavar aquel vaso sucio, ya que las fuerzas le faltaban en ese momento.
Tantas noches en desvelo ya le habían pasado la cuenta, estaba casi en un estado de inconsciencia misma, incluiso algunas noches miró una que otra visión generada por la falta de sueño, por eso, en las noches se quejaba de quedarse sola en su habitación. Pero nada de eso importó en ese momento, aquella plática, la compañía, y, la sabiduría del mayor le habían disipado aquellos miedos, venciendo así la barrera que tenía al no poder dormir, pasando de eso a casi quedarse**
Recibió el halago más por orgullo que por creerse merecedor de él en realidad; sabio no era, sólo consciente de su realidad, abierto de ojos. Prolijo gracias a las experiencias más duras que le fueron formando hasta ser aquel rebelde masculino de apariencia mayor. Todo se lo debía a su instinto y a su ojo juicioso.
Ese mismo que también le hacía preocuparse por Géminis y esas molestias nocturnas que le habían generado aquellas ojeras, además de otras cuantas lesiones o daños menores pero que a final de cuentas constituían una amenaza para su felicidad. Algo peor la acechaba.
Cuando la caricia de ella se desvaneció para volverse un estímulo agresivo contra sus ojos, el altísimo representante de la constelación más pendenciera se puso de pie — Ya es hora para que vuelvas a la cama, ven, te llevaré. — de frente pretendió abrazarla para poderla levantar verticalmente, dejándola que se abrazara a su cuello con los brazos y a su cintura con las piernas.
-Frunció levemente su nariz al sentir aquel piquete en la propia, levantó sus manos y las llevó a sus mejillas de su hermano mientras inflaba sus propias, picando levemente con sus dedos índices las mismas. Ladeó su cabeza hacia la derecha mientras le regalaba aquél gesto infantil.-
— Me siento mucho mejor, Anta-ni-san es muy sabio. Gracias por no dejarme caer, ahora tendrás una pequeña lapa que se te pegará como chicle.
-Inquirió a manera de broma, su ánimo había aumentado bastante, escuchar hablar al mayor con tanta devoción y expectativa de la existencia de ellos mismos era aquél confort que necesitaba para recobrar las ganas de dormir. Pronto ese vaso de leche caliente hizo efecto, llevando sus manos a sus ojos refregando los mismos dando un pequeño bostezo, entrando en un estado semi somnoento, se notaba cansada, pues tantas noches en vela ya no le hacían justicia a su rostro juvenil. Bajó sus manos manteniendo aquella expresión de sueño, mientras que bajo sus ojos se**
... ondas generadas por la respiración de la geminiana.
— Ah, nuestra actitud es una basura para todos nosotros. ¿O no? — comentó con cierta ironía, pero siempre certeza. Sonrió de lado, inmune a los temores que ella ahora le expresaba — Sé que incluso tu misma llegaste a mirarme con otros ojos que no son los de ahora. Pero cada uno somos más de lo que aparentamos, podemos ofrecernos grandes cosas. — la sonrisa lechosa de la infantil mujercilla sentada frente sí, le evocó tanto cariño que no pudo evitar inclinarse para limpiarle aquellos bigotes con el dedo pulgar, haciendo acopio de toda su paternidad nunca antes explorada pero, de alguna forma, siempre presente en el trato con aquellos signos de gentileza inexorable. No quería que a ellos les hicieran daño; adoptaba muy bien ese rol. — Siempre voy a estar aquí, así que deja de preocuparte. Aun si pataleas o si ríes, eres digna de estar entre nosotros. —...
Toda esa determinación recaía en el hecho de ser el escorpión celestial un ferviente creyente del destino; se comía las casualidades sólo para escupirlas, le fastidiaban las ideas de resignación, creía, en todo momento, de la existencia de un propósito mayor. ¿Y cómo no? Un simple arácnido, que en lo general no llegaba a medir más de diecisiete centímetros, convertido en un héroe estelar que incluso ocupaba lugar entre las doce constelaciones más sobresalientes del firmamento, acompañando al sol. Si eso no era suficiente para creer en sus hermanos y en sí mismo como un bien, entonces… ¿Qué? … Pero la menor parecía terminar de entender las cosas que Scorpio veía con el ojo crítico que le había impedido perderse pese la falta de sus memorias. Ella se relajaba, el brasileño podía relatarlo según el ritmo de sus pulsaciones cardiacas perceptibles gracias a los vellos en sus brazos que por la pasividad de la escena apenas y se avizoraban en movimiento, atrapando las...
**mucho molestarlos con mis estúpidos cambios de humor, agradezco que me escuches, y te preocupes por mí . . . gracias Ni-san, te quiero.
-Le sonrió con amplitud llevando nuevamente aquél vaso de leche a sus rosados labios, bebiendo el resto casi de inmediato, dejando el vaso vacío sobre la barra y sonriéndole nuevamente esta vez con un 'bigote' sobre ellos, con una expresión infantil en su rostro.-
