Ante los ojos de los dioses, quizá, todo quedaba en incógnita aunque con poco espacio para la imaginación. Pero para ella, el coqueto roce de la tela en contraste con la maciza piel de su amante, su propio tacto ya finalizado entre sus piernas y el deseo evidente en el semi despierto miembro del elemento masculino en su relación heterosexualizada, sería tan tangible como nítido en su cabeza, o eso es lo que podía creer. Obedeció, acomodándose en sus rodillas de tal forma que quedase ligeramente separada del asiento antes tomado — ¿Que piensas que voy a acabar rápido? No sé si estás siendo un idiota o te tienes demasiada fe... — Para sostenerse ocupó los hombros del pelirrojo frente sí. El escote alcanzó la altura del rostro de este — ... Verga, son las 8:30... —

Aunque no pudo ver perfectamente qué fue lo que se hizo, lo imaginó al sentir sus uñas. La sola imagen mental lo hizo respingar del mero y llano deseo que eso le provocó. Si no se controlaba en ese momento, no lo haría después — ..Solo abre un poco más las piernas.. — Es lo único que alcanzó a responder antes de acomodarse perfectamente sobre la cama y debajo de la fémina. Jaló las sábanas para censurar la cadera de su ahora chica — No me iré dejándote así..

Corrió sus dedos entre la senda ligeramente húmeda y cerrada que fácil supo abrirle camino hasta curvearlos y tocar el acceso a su verdadera intimidad, a la vez rozando con el dorso de la mano la virilidad del otro, de textura y añoranza familiar. Respingó entre los brazos del pelirrojo, clavándole las uñas de punta afilada de mayor longitud — ¿Tu piensas en sexo veinticuatro horas al día, dame un respiro. — recriminó entre risas a sabiendas de que atacaba también su comportamiento con esa broma. Removió la mano en retroceso para descansar del vértigo que se ocasionó a sí misma — ... ¿No te tienes que alistar para ir al trabajo? Si me tocas es para seguirnos todo el día. —

¿Qué que iba a hacer? Desde luego sacaría ventaja de la situación, lo que no esperaba es que fuera así de liberal en su presencia. No debería extrañarle, lo conoce perfectamente y lo vió alguna vez hacer precisamente eso en su género normal. Solo desvió la mirada unos segundos, se aclaró la garganta y luego optó por mirar fijamente cómo es que ella sola se mete mano – ¿Y si te ayudo?

Le sorprendió y maravilló la facilidad con la que el masculino pudo levantarla; en su peso y complexión normal sería más bien divertido ver el intento. Ahora sabía que podía contar con cierta desventaja, pero lejos de preocuparse, sonrió con más ahínco, riendo de hecho — Me pesa el pecho... Oh... — bajó la mirada, abrazándose no para sentirse sino para ver más allá de los montículos femeninos, novedosos y sensibles. Su mano libre descendió directamente en medio de sus piernas, explorando, por no decir hurgando, entre sus labios vaginales — ... — así, sin vergüenza alguna.

— Me jodería mucho lidiar con eso.. — Ya no supo qué más decir, estaba acorralado a la cama. No le molestó verla ser así de acosadora, después de todo no era nada lejano a la realidad habitual, así que la cargó para sentarla en sus piernas — Ya te ví burlándote de mi mañana, pero haré lo posible porque veas de qué soy capaz ~

— Pues tu estás normal, me jodería mucho que tu también cambiaras si lo que quiero es ver-qué-tanto le puedes ofrecer a una mujer. Es un ejercicio de confianza. — se pegó de nueva cuenta al cuerpo de su prometido, abultando sus turgentes senos en contra de los pectorales que parecían resistirse a tocarla. Lo abrazó del cuello para forzar la cercanía — Me molesta tu reacción, ¿acaso no soy una buena mujer? —

— No, ya no quiero nada. Conmigo las cosas son al momento o nunca. - se da el lujo de cotizarse porque ama la atención de Acuario.

— ¿Que tu qué? — Hasta se recorrió de la cama y miró a ambos costados. Estaba seguro de que había dormido con Daddy y no con una mujer, arqueó una ceja hasta que la violencia usual en la respuesta se le hizo "conocida"— Noooo, espera.. ¿La cerveza tenía algo?