¿Cómo no estar asustada en esa situación? sus manos dedos seguían tocando los de ella, de una forma gentil y suave, no buscaba que se asustara. Desvió la mirada ligeramente hacia un lado, donde unas sábanas limpias estaban a un costado de la camilla donde ella estaba en ese momento, con la mano libre tomó una y la estiró para cubrirla, fría al principio pero pronto tomaría una temperatura agradable

— Soy yo.

Le dedicó una sonrisa, que, a pesar de que ella no podía verla, podía sentirla en la forma en que había dicho las palabras anteriores. entonces se sentó a su lado para que sintiese su calor, a pesar de no estar tocándola siquiera por sobre la sábana

—Estás segura acá. Yo te cuidaré...

Estas últimas palabras parecieron algo más tristes. Sabía que había fallado anteriormente, pero no dejaría que eso le doliese en este instante, cuando debía mostrarse seguro ante ella