Sate, sate... ¿Que sabemos? Ella claramente desea que hagamos un movimiento, no haría todo esto únicamente por una broma, pues ha apuntado a todos mis puntos débiles a este momento. Piensa... Shishou no dejaría que alguien le interrumpiese en SU momento: es demasiado precavida y claramente no hablamos de Ojou-chan.
Esa ropa interior es nueva: Shishou prefiere usar su ropa de combate o atuendos cómodos cuando está en Chaldea. Sumari...las puertas están cerradas: no hay nadie que pueda entrar al comedor y puede que incluso haya usado sus runas para colocar una barrera. Es requerido que la siga
El albino se levantó y cual zombi, siguió los pasos de su mentora... a la que posiblemente sería la muerte de su cadera (?)
Ella sonrie por ultima vez y se levanta dejandole libre, el no podria escapar pero tampoco era como si eso debiese pasar por su mente.
-Puedes irte, solo estaba bromeando un poco
Comenta con una pequeña sonrisa dandole la espalda.
-Sin embargo tendras que irte sin mi, debo cambiarme de estas ropas~
Si parte de su figura estaba a la vista sin la blusa, fue en ese momento que con toda la intención se deshizo lentamente de la falda quedando en ropa interior a la vista del albino
Incapaz de hablar mucho agita la cabeza de arriba a abajo vigorosamente con los ojos fuera de sus órbitas.
Muchos desearían estar en su posición pero Tsurumaru sabe bien que Scathach es una, sino es que LA figura celta: insaciable. Si Cu Chulainn representa la batalla y Fergus las mujeres, su mentora es una peligrosa mezcla de ambos. Pudiendo incluso dejar con la menor cantidad posible a un Servant como Tsuru. Quizá ni el mismísimo arquero rojo podría con la furia de su mentora en ese estado de tan singular peligro.
Ella no parecia satisfecha con ello y acomodo su cabello a un lado mientras la observaba.
-Es un placer escuchar eso pero no impide que tienes un deber que cumplir....¿Acaso hay algo que dejase de gustarte?
Pregunta mientras baja el cierre de la falda con lentitud y calma.
-¿Acaso hay algo mas que llame tu atención? Porque me parece extraño...normalmente tendria visistas tuyas cada semana pero ha pasado tiempo y me he cansado de esperar....te haras responsable ¿Cierto?
El peso de su cuerpo cayó sobre el tan pronto como se sintió libre de aquella mesa y una de las pocas cosas que lograron pasar por la mente de Tsuru fue la sorprendente calidad del material dela falda.
Incapacitado totalmente entre una calidez familiar, placentera y a la vez terrorífica. El albino sintió como si le empezase a faltar poco a poco el aire, contemplando el rostro de su mentora que le miraba como a un pájaro enjaulado.
-Oh~ asi que aun no entiendes la situacion en la que te encuentras
Ella fue mas rapida y le atrapo quedando el sobre el suelo con su rostro entre las piernas de la mujer que sonreia aun mas deleitandose con el nerviosismo ajeno.
-Tsuru temo decirte....que no podras escapar incluso si lo intentas~
En condiciones diferentes (como quizá un cuarto) el albino respondería con jovialidad y quizá hasta con coquetería pero él no sabe de las preparaciones de su mentora para acorralarlo de semejante manera y su cabeza le da vueltas una y otra vez a la situación, con el color rojo apoderándose de su rostro y llevando las manos al objetivo de la mirada de su mentora.
- ¡Agradezco su oferta pero debo declinar para no deshonrar la dignidad de donde alguien consumirá su comida mañana!
El albino toma de los bordes de la mesa y se desliza por abajo buscando escapar.
Ella ya habia previsto aquello asi que nadie podria molestarlos o verlos. Su cuerpo se acerco mas a el y movio sus manos desabotonando la blusa y retirandola lentamente
-¿Deberia recordarte el porque no es bueno dejarme esperando mucho tiempo? Podria hacerte correr un maraton pero...tengo una mejor idea
Sonrie con malicia observando su entrepierna, cual cazador acechando a su presa
Recato y discreción son cosas que el albino entiende a la perfección, así como su pensamiento constante de que no están precisamente en el mejor de los lugares para ser vistos así ¿Y si alguno de los Servants menores se acercaba al comedor en busca de un refrigerio? ¿O el Arquero Rojo cumplía algún imprevisto y necesitaba entrar a la cocina? La grulla se hizo prácticamente uno con el asiento pegado a la pared.
- L-lo entiendo muy bien. Claro que sí. Definitivamente. Sin duda. GRANDES. Perdón. Lo siento. Disculpe ¿Podemos dejar esto aquí y yo... le visitaré en su habitación? Este lugar es... muy público...