El rítmico golpeteo en la madera se robó la atención de Satanachia en cuanto llegó a sus oídos. Giró la cabeza en dirección a este, atento a quien vendría a interrumpir su inesperada paz en Malebolge. Como solía pasar varias veces al año, Satanachia fue a visitar a su hermana. Aprovechaba la ausencia de Flauros del círculo del infierno para acudir a Malebolge sin pasarla molesto por tener que posar los ojos en él. Pero esta ocasión fue diferente. Ya no le importaba mantener la máscara de "paz" que mantenía frente a su hermana. La guerra se acercaba y debía deshacerse de ellos cuánto antes. Había acudido esta vez como un descarado símbolo de arrogancia, como si le quisiera embarrar a la pareja en la cara lo poco que le importaba su futura tarea. Estar ahí, como si nada, como si sus múltiples amenazas fueran cualquier cosa, era su manera de mostrar a Chordeva que ese lazo cercano que alguna vez los unía estaba ahora roto. La falsa diplomacia se palpaba con cada conversación y la tensión