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Hermanita, el amor romántico es falso. Me sorprende que una mujer tan sabia como tú haya caído en esas ilusas fantasías mortales. ¿Acaso te crees en un filme? Te has vuelto débil. Se depurará lo que sea necesario. Flauros es un estorbo y si debo pasar encima de ti para deshacerme de él, lo haré.

El amor no existe... Si eso es lo que crees entonces el amor que me profesas no es real. Dime algo, Satanachia, ¿yo estoy entonces de ese lado que debe "depurarse"?, ¿no te importaría asesinar a tu hermana?

Querida hermana, mis advertencias se deben a que ya te encuentras del lado perdedor. Una simple prueba de eso es el amor que tanto aclamas. Devvie, tras tantos años en el infierno creí que ya habías comprendido que el amor no existe, sólo el poder. Lo que tu sientes es lujuria, fascinación, Flauros te sube el ego y por ello le sigues a donde vaya.
Es momento de que Lucifer deseche a las pequeñas debilidades que nos estorbarán en la guerra contra el paraíso.

Realmente no me sorprenden tus palabras aunque en el fondo hubiera deseado que jamás las pronunciaras. El tiempo pasa, las cosas cambian y, como tú mismo lo pudiste comprobar, los amores surgen. Más intensos que cualquier otro que haya existido. Él es fuerte y yo lo soy también, así que no te preocupes que en esa depuración no nos veremos involucrados con el lado perdedor.
Me duele que digas todo eso, quizá ya no somos tú y yo pero siempre te he amado de un modo especial.

Después de toda una ajetreada infancia juntos esperaría que tus prioridades estuvieran claras. Fuimos tú y yo durante un largo tiempo, no había necesidad de meter a nadie más a la ecuación. El infierno debe depurarse, así como tu mayor amor es el rey de Malebolge ahora, mi mayor amor es mi puesto. Haré lo que sea necesario para que los más fuertes sobrevivan, aunque involucre pecar contra mi sangre. No necesitamos debilidad en el infierno.

Habrías de ser cuidadoso entonces, hermano mío. Que creo llegas a subestimar el nivel de amor que llevo en mi pecho por él, que ciertamente es tanto como para ofrecer mi vida sin dudarlo ni un segundo. Él es mi espada, yo soy su escudo, y si piensas ir en su contra irremediablemente irás contra tu sangre también.