Apartaestudio, una pieza, un baño. Accesible y funcional. Céntrico. Comunidad concurrida y diversa. Se admiten animales. Precio muy negociable (descuentos para universitarios). Informes...
No lo soy -respondió antes de que se fuera, observó el teléfono y luego asintió. Terminó por apoyarse en la baranda del balcón y allí observar a la gente pasar mientras terminaba el cigarrillo. Al fin se iba a mirar de aquella posada-
Bueno, eso te dejaría a ti a negociarlo con el propietario. ¿Eres estudiante...? -La miró de arriba abajo fugazmente.- En fin, puedes usar el teléfono -Señaló el aparato, suspendido de la pared.- Llama por cobrar. Cuando lleguen a un acuerdo te instalará los servicios. Paso en media hora, ¿vale? -Y cerró la puerta tras de sí, dejándola a solas con su cigarrillo.-
-eleva ambas cejas mostrando un gesto un tanto sorprendido , eso le pareció de lo más raro que había visto en la ciudad y eso que ya había visto muchas cosas. No comentó nada al respecto y nada más pasó al interior del apartamento observando todo con detenimiento, había estado en sitios peores, podía acomodar eso a su gusto- mmh, está pasable, puedo limpiar acá y será suficiente para pasar la noche -camina hacia el balcón y luego da otra calada al cigarrillo dejando que el viento se lleve el humo- cuál es el precio?
¡Ssssh! -Volteó a mirarla, siseando con rudeza mientras se cubría los labios con el dedo.- Que son personas. Son inquilinos como yo, y serán vecinos tuyos si arriendas. Eso es grosero.
-Cuando metió la llave a la puerta se escuchó dentro el fuerte aleteo de una bandada de aves, que alcanzaron a salir por la ventana antes de que él abriera.- Mira, éste va a ser tu apartamento. -Dentro estaban todavía los enseres del ocupante anterior, y había un olor a viejo que penetraba el olfato sin ser desagradable. Era pequeño, descuidado e incómodo. Pero había, en efecto, un bonito balcón.-
Que rayos? -murmura apenas ve a tantos animales en el lugar, cuando leyó que los animales eran permitidos solo vino a su cabeza la idea de perros y gatos, no osos y búfalos. Subió por las escaleras entre su asombro ya prendiendo el cigarrillo y después de la primera calada fue que habló- esto funciona como zoológico también?
-Adentro llegaba muy poca luz del exterior, y las escaleras no eran mucho más amplias que el corredor. Las dichosas áreas comunes eran poco más que un par de muebles viejos en un cuarto de tres por tres. Los animales iban y venían, pájaros y osos y hasta búfalos estorbándose entre sí y a la visitante.- Paciencia, como te digo. Si no te metes con ellos te dejarán en paz.
Hnm, está bien, puedo fumar en mi habitación, siempre se puede abrir la ventana -pasa tras el cómo puede buscando el acceso al lugar- espero que sea más amplio que esto por dentro.
En tu propio apartamento no. En las áreas comunes, no hay regla expresa pero está muy, muy mal visto. Pero ven, entra. -Le hizo espacio para que pasara; falta hizo, pues el corredor principal era desagradablemente estrecho.-
¿Viniste a mirar? El propietario no está, pero me dejó encargado. Sólo... dos cosas. Por un lado, ten paciencia con los otros inquilinos, pueden ser un poquito tercos. Por otro... el edificio no tiene parqueadero, ¿vale?
