Okey. -Toma el bisturí con firmeza entre sus dedos y grácilmente lo dirige hacia la yugular de su subordinado pero, como tiene prohibido por todos lados hacer experimentos en seres vivos, realiza un sutil movimiento que desliza el filoso instrumento hacia un costado de la camilla para clavarlo allí sin lastimar al joven.- Ups, mi pulso no es el mismo de antes.~
. . . Definitivamente, llevas sus genes. -No tomó en serio sus palabras, al menos no ahora, pero quería saber hasta donde el otro era capaz. Se recostó en la camilla de la habitación y le vio con sus ojos carmecí brillando a más no poder.- Hazlo.
¿Di qué? -Preguntó desde su ignorancia, era claro que había entrado al cuartel rozando el mínimo para no desaprobar el examen de ingreso, a lo que manifestó una mueca de curiosidad.- ¿Qué hay que hacer?
¿A-te-rra-dor? -El albino deletrea la palabra sintiendose algo ofendido, incluso un tic en su ceja izquiera aparece mientras lo hace.- Bien, recluta, hoy aprenderemos a diseccionar.
