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Parece estar pasando una amena tarde después de una mañana llena de papeleo, joven amo.

-sonrie ladino mientras inclina la tetera hacia la tasa del conde, sirviéndole el té -
Sin embargo es mi deber recordarle que no terminó ni el cincuenta por ciento de todo lo que tiene que leer y firmar. -amplia más la sonrisa en sus labios acercándole en un fino plato con detalles bañados en oro un rollo de canela recién horneado - .
 
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Shh... El joven amo y yo necesitaremos concentrarnos para poder terminar antes de la cena - su sonrisa se vuelve lentamente ladina mientras que baja su siniestra hacia el pomo de la puerta, tomando este para cerrarla tras de sí.-

----------------------------------------Fin----------------------------------------
Jm... -mantiene la sonrisa en sus labios mientras le ve andar hacia la mansión-

Nadie hace las cosas gratuitamente joven amo, ni siquiera usted. - murmura por lo bajo, sabiendo perfectamente que este podía escucharlo. Comienza a caminar detrás del conde, rebasándolo con su caminar calmado llegando unos cuantos segundos antes a la puerta de la mansión, abriéndole está para que pueda ingresar -

Adelante joven amo - le observa entrar al recinto al paso calmo que le caracterizaba, pasando el mayordomo después, quedando a mitad de entrada para luego voltear y observar fijamente hacia los pinos que rodeaban la gran casa Phantomhive-

- Lleva su siniestra hasta su rostro, alzando solo los dedos índice y medio para acercarlos a sus labios, realizando así la mueca de silencio a la vez que les guiña su orbe derecho-
Cielnh · M
Una vez teniendo el paso abierto, comenzaría su camino hacia este, su lugar, que bien conoce. Esa oficina que en ocasiones le sofoca con tantas actividades y tareas, pero que también es una íntima habitación para esconder algunos dulces tesoros.

¿No era tu trabajo cumplir con cualquier orden que pueda darte? Podrías especificar cláusulas y entrelíneas con tu siguiente víctima.

-Dice tranquilamente, como si aquello fuese una conversación llena de cotidianidad.
Continúa así su andar, en firme sincronía con el vaivén de su bastón.-

A demás... No es como si hicieses las cosas 'gratuitamente'...

-Gira apenas su cabeza estando de espaldas, pudiendo dar la impresión de que el conde podía ver al mayordomo aunque no fuese así.-
Abre sus ojos con sorpresa al escucharle decir lo último, para después negar un par de veces para sí mismo sonriendo levemente. Recibe el juego de porcelana en sus manos y lo acomoda junto con el demás menaje que había usado para la hora del té del conde.

Los humanos son creaturas tan egocéntricas y perezosas. Me pidió hacer el mínimo esfuerzo en esta ocasión y como es de costumbre termina dejándome todo el trabajo a mí.

-Termina de recoger los enseres sobre la bandeja de plata para tomar esta con su diestra, haciendo luego una leve reverencia hacia el menor mientras estira su siniestra en dirección a la mansión, otorgándole así el primer paso a su joven amo hacia el despacho-
Cielnh · M
Jo~...

-Mantiene la mueca al escuchar hasta la última de sus palabras. De alguna manera retorcida le gustaba ser parte de esas acusaciones. Amplía su sonrisa aún escondida tras la tacita de té, interrumpiéndola únicamente para continuar bebiendo el denso líquido en sorbos ligeramente agrandados hasta terminarlo.-

¿Es eso así? -Dice en un tono suave, sin mirar a su mayordomo.-

Pues nada que hacer. Tendrás que trabajar esta noche también. -Dictaminó, entregándole el juego de porcelana individual antes de levantarse y sacudir en una estocada de su diestra la tela texturizada en cuadros azul marino y esmeraldas.-
-Ante el último comentario esboza una amplia y burlona sonrisa en sus labios, afilando sus orbes al mismo tiempo que se agacha un poco y se pone a la altura del ojiazul, acercando su rostro a la oreja de este-

Usted no es un santo joven amo y mi presencia siempre estará con usted para recordárselo. Además cuando lo conocí no era el más acérrimo religioso.

- Le susurra a este aún en tono de burla para volver a erguirse sobre sí mismo, llevando su diestra dentro del saco para sacar el pequeño reloj de plata y ver la hora-
Cielnh · M
Prensó ligeramente el ala izquierda de su nariz al escuchar lo primero, realmente tenía ningún interés en conocer a los 'adultos inversionistas' cuyas opiniones primarias respecto a su servidor, eran nada más que suposiciones acompañadas de comentarios ridículos sobre su corta edad y contextura. Aquello era frecuente, y en esa última velada, no había sido excepción.

Tampoco es que queden muchas cosas por firmar, y para algo existen los sellos. -Terminó su comentario, obviando el descontento con la visita. Con un intencional golpeteo de la cucharilla contra las paredes internas de la taza, sacó el instrumento de plata para así acomodarla sobre el plato, llevando después la vajilla hacia sus labios y poder dar el primer sorbo al brebaje.-
Hacer a un conde trabajar en domingo... ¿Acaso no recuerdas que estamos en 'día santo'? -Murmuró con una ligera sonrisa que disfrazó con la tacita aún frente a su rostro.-
Solo hice lo que el mayordomo de la familia Phantomhive hubiese hecho. - Ladea sus orbes para verle, y emitir una pequeña y casi invisible sonrisa de satisfacción en su boca-

En cuanto a su consulta, todo está casi listo y en marcha para la inauguración del día de mañana. Lo único faltante es su firma en los papeles que le pase esta mañana.
El mayordomo estaría dándole la espalda mientras colocaba la tetera en la fina bandeja de plata que esta sobre la mesa, desdibujando poco a poco la sonrisa que tenía en sus labios.

Era la última noche que el heredero de la familia Winchester pasaría en Londres, y aunque el contrato como el nuevo socio inversionista ya estuviera firmado y sellado, insistieron mucho para conocerlo - Termina de acomodar la vajilla y da suaves y tenues pasos hasta llegar a un lado de su amo, viendo junto con este la fachada que la mansión presentaba hacia los jardines-


Usted llevaba 3 meses tratando se zafarse de esta cena, sin embargo sería una descortesía por su parte el haber hecho ese desplante - Comenta al menor mientras que su atención estaba totalmente puesta en localizar a los pocos trabajadores de la mansión que se divisaban desde las ventanas y verificar que estuvieran cumpliendo con sus deberes-
Cielnh · M
Aquel que entre hierbas y racimos se encontraba dormitando, fue interrumpido por su acompañante; y disimulando un poco el sobresalto, se irguió para escucharle.

Esto no habría sucedido si mi mayordomo fuese menos creativo para invitar a ciertas personas una noche antes de la inauguración. -Murmuró con una suave ronquera en sus notas, disipándolas después en un carraspeo.- Me imagino que ya habrás terminado los preparativos. ¿O no? -Vuelve su zafiro hasta encontrar la penetrante mirada ajena, haciéndole frente para esperar su respuesta.-

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