Sonrió con calma, se inclinó para besar con dulzura su mejilla y al incorporarse extendió su mano hacia la doctora. —Acepto, ¿Que vamos a comer?, ¿Vas a cocinar algo? —
—No puedes evitar que me preocupe. Si Ifrit sería capaz de destruir todo y a si misma en el proceso, es porque lo sacó de tu lado.— Tomó su mano, observando su palma, ¿cuántos días había sostenido su escudo sin descanso para proteger Rhodes Island?... Pero era necia, no iba a ceder fácilmente. Eso también se lo había heredado a Ifrit. —Entonces, al menos acepta acompañarme a comer algo.
Claro, destruir la ciudad, eso se lo creería de Ifrit. Si negativa me hizo levantar una ceja más no insistió, entendía su preocupación.— Estoy bien, Silence...— buscó su mirada, la resistencia de la wyvern era firme y a pesar de eso su cuerpo dolía y las heridas escocian pero como Silence la conocía bien, no era necesario decirlo. La bajó con cuidado y apoyó la mano sobre su mejilla dando caricias sutiles con su dedo pulgar. — No debes preocuparte. —
—Creí que habías destruido toda la ciudad.— Colocó sus manos en los hombros ajenos para sostenerse, además de sentirse aliviada con su presencia, su tensión se había esfumado. —No... debes estar cansada y herida. Déjame atenderte.
