Atónito quedo el hombre mayor ante aquella reacción de la joven, pasaron al menos unos cuantos segundos en los que ya se había resignado a no tener la "chispa" que buscaba, hasta que aquella otra dama. Ante una silenciosa discusión, este se acercó un poco al cigarrillo contrario y lo encendió.
—¡Oh! Muchas gracias, en serio te lo agradezco... era mi ultimo cigarrillo y bueno, se disfruta mejor tras algo de ayuda.
Si existía alguien capaz de hacer ceder ante algo a Saria, era la joven liberi quien no dudo en mirarla con esa peculiar sentencia que solo la Wyvern entendería. Tras haberse girado levantó la vista al hombre quien previamente le había pedido fuego y ofreció su propio cigarrillo para que este pudiera encender el de el. - Aquí tienes. -
Detuvo a Saria colocando la mano en su hombro, encontrándola de frente cuando se dio media vuelta. Sus pupilas se fijaron en el desconocido, mientras las plumas que adornaban su cabello se movían ligeramente. –Saria. Se amable.– Su mirada se desvio hacia ella, como si le dijera: ¿Es el ejemplo que quieres darle a Ifrit?
Miró de reojo al desconocido. ¿Qué clase de confianza tenía la gente?. La wyvern no perdió el tiempo, solo le dio la espalda y comenzó a caminar. —Piérdete. —
