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About Me
About Me

Nombre: -

Edad: 28

Afiliación: Santo de la Forja de Hefesto.

Rango: Primer Caballero.

Armadura: -

Apariencia: Presenta la viva imagen de la idea que Hefesto tiene de hombre perfecto (muy lejos de lo que el dios es). Alto, escultural, de porte altanero y magistral, de piel blanca pálida.
En él se recoge también el modelo idóneo de un guerrero griego (más bien espartano), por la armadura que ostenta. Bañada en brillante color bronce, el metal predilecto de Hefesto (y no por ello inferior; no existe en la creación herrero mejor). El casco cerrado oculta su rostro, y la cresta típica es sustituída por una afilada hoja curva de izquierda a derecha que casi llega a los hombros.
A su derecha, un gran escudo redondo y ondulado. A su izquierda, una lanza de vara simple y punta plateada.

Personalidad: Considerado la mejor creación de Hefesto, el Santo es constantemente alabado tanto por él como por sus camaradas y amistades. No obstante, su ego no es alimentado por ello. Totalmente equilibrado, no hay en él ningún atisvo de sentimientos tales como la envidia, la lujuria, el odio, la traición o la cobardía. Orgulloso, pero no demasiado, honorable y capaz, valiente pero prudente, inteligente, cortés, esmerado y perfeccionista pero sin rallar la obsesión. Serio, hasta el punto de que nadie nunca lo ha visto reir o siquiera mostrar alegría, firme y decidido, sus principios se rigen por el honor, el deber, la protección de Hefesto y el buen hacer. Poco hablador, confía más en los hechos que en las palabras. Bondadoso, a menudo llamado "Perdonavidas", muestra respeto incluso contra el adversario más sanguinario, traidor, cobarde y detestable que pueda encontrarse (lo que le hace ser todo lo contrario a un hijo de Ares). En general, es un soldado perfecto cuyos diálogos normalmente no salen más allá de la jerga militar.

Historia:
Como venganza a Ares, Hefesto decide robar uno de los dientes de su hijo dragón, muerto por Cadmo (futuro fundador de Tebas, nido de espartanos). La venganza no sería aquel robo, sino el uso que haría con él. De los dientes del dragón muerto nacieron los espartanos, guerreros "hijos" de Ares. Con uno de aquellos dientes robados, y ayudándose de su forja, Hefesto crearía un ser a imagen y semejanza de Ares pero a servicio suyo, más perfeccionado que el propio dios. Del mismo diente forjó para él una armadura, equipada con escudo y lanza, y así nació una leyenda: ningún espartano (hijos de Ares) sería capaz de vencer al Santo de la Forja. El desenlace de aquella creación no podría ser otra: Ares, furioso, lo combatió. Lejos de ser un simple guerrero, el dios tuvo serios problemas en el enfrentamiento, sobretodo por la armadura y armas de las que se servía, mas finalmente el dios de la guerra tuvo la victoria.
El alma de aquel santo, tal y como ocurre con los dioses, se reencarna nuevamente cada 250 años. Es entonces cuando la armadura, vinculada a él, responde a la llamada.