—Quiero.... Quiero llevar ese dolor contigo... Por favor... No quiero estar de nuevo sola en casa... -Esta vez, le sujetó con fuerza del antebrazo, incluso inclinándose hacia atrás para impedir que el pelinegro prosiga.-

— Hija, tú debes seguir adelante. . .No creo poder aguantar todo el dolor que me conlleva a esto. Aunque lo haga, seguiré viviendo y es inútil en sí. Tú. . . Tú eres fuerte. — Comento observando de reojo a su pequeña y dando suaves pasos hacía delante. Su mente estaba llena de confusión en hacerlo o no.

— ¡Ir contigo! -Sus lágrimas comenzaron a salir, indudablemente no quería quedarse sola de nuevo en el apartamento en plena espera de la llegada del pelinegro, porque habían días en que él no llegaba debido a su otro trabajo.-

— ¡Hija! ¡No! — La detuvo en ese entonces y correspondió a su abrazo. — ¿Que crees que haces?

—¡Quiero ir contigo! -Corre hacia el pelinegro y lo abraza con fuerza.-
—No, no me dejes...