Ante tal caso tuvo que recurrir a retenerla obligando en sí a que detenga todo esto. Santiago miró firmemente a su pequeña, esbozo una leve sonrisa sabiendo y confiando en que ella no sería capaz de lastimar a sus allegados o personas cercanas. Extendió su mano y acaricio levemente el rostro de su hija.
— Sapphi. . . Ya todo pasó, ¿esta bien? Todo esta en orden y papá está bien. —Su pareja, la cuál se vistió rápidamente y poco a poco fue abandonando el lugar. Santiago asintió su cabeza conforme a modo de disculpa y dejo que se marchara. Dejo el cuchillo a unos escasos centímetros de la cama y se sentó en misma dejando escapar un largo suspiro. Fijo su mirada en su pequeña cuál ya yace desarmada y confundida. — ¿Estas bien, hija? Dios mío. . .¡Esto no debía pasar! —Se dijo entre sí mismo culpándose por los hechos.