-Paulatinamente, el corazón de Sapphire iba latiendo con menor fuerza hasta estabilizarse por completo, yaciendo más calmada en los brazos de su querido padre. Lentamente cerró sus ojos y recargó su regordeta mejilla sobre el hombro ajeno.-
—Los adultos son muy raros... -Agregó en aquel silencio, manteniendose en los brazos ajenos y olvidandose por un momento del acto erótico que acababa de ver.-
—Papá, hoy quiero... Ver aquello que haces... En tu estudio, ahí dentro... Hay algo que no puedo evitar observar. -Aclama con extrema seguridad de lo que había visto en el estudio principal, detallando con pocas palabras lo mucho que observó en el acto erótico y en otras ocasiones, algo que va más allá de un simple encuentro íntimo. Para entonces, Sapphire iba aprendiendo más sobre el tema relacionado a todo aquello que su padre dedica, y por supuesto, ella desea continuar aquel legado.-
— Hija. . .Trata de calmarte, por favor. . . —Comentó con una voz cansada y sin ánimo alguno. Pensante ante lo que su pequeña podía llegar a sugestionar sobre él. Tomó el cuchillo y se dirigió a la puerta para cerrarla. Debía hablar y explicarle a su hija de la situación. — Escucha, esa mujer de allí es mi pareja y quiero que sepas que no importa lo que pase porque tú eres mi hija y te quiero.
— Lo que hacíamos era un acto meramente normal y que los adultos hacen con frecuencia. Esto lo aprenderás y tomarás más conciencia cuando tengas la mayoría de edad. . .Todo estará bien, mi pequeña. —Se acercó y sus brazos nuevamente abrazaron a la menor.
—Ella...ella... -Señaló con su dedo aún manteniendo su mano temblorosa, mientras su ritmo cardíaco estaba muy acelerado, incluso viró su vista al largo cuchillo que yace cerca con la clara intención de tomar el artefacto y retomar su cruel acto.-
—Esa mujer... ¿Qué hacía? -Frunció su entrecejo, notando un leve gesto de celos e incluso impotencia.- —No me gusta... Hoy estará muerta. -Amenazó mientras baja de la cama y abandona los brazos de su padre.-
Ante tal caso tuvo que recurrir a retenerla obligando en sí a que detenga todo esto. Santiago miró firmemente a su pequeña, esbozo una leve sonrisa sabiendo y confiando en que ella no sería capaz de lastimar a sus allegados o personas cercanas. Extendió su mano y acaricio levemente el rostro de su hija.
— Sapphi. . . Ya todo pasó, ¿esta bien? Todo esta en orden y papá está bien. —Su pareja, la cuál se vistió rápidamente y poco a poco fue abandonando el lugar. Santiago asintió su cabeza conforme a modo de disculpa y dejo que se marchara. Dejo el cuchillo a unos escasos centímetros de la cama y se sentó en misma dejando escapar un largo suspiro. Fijo su mirada en su pequeña cuál ya yace desarmada y confundida. — ¿Estas bien, hija? Dios mío. . .¡Esto no debía pasar! —Se dijo entre sí mismo culpándose por los hechos.
-Malinterpretando la situación, Sapphire gritó de molestia en un especie de berrinche y molestia, cerrando su pequeño puño para continuar sujetando el cuchillo y atacar a esa mujer que yace cubierta con una sola sábana.- — ¡SUÉLTAME! -Le dijo al azabache en su esfuerzo por zafarse del agarre, sin embargo lamentablemente no logró mantener el arma en su pequeña mano porque el varonil azabache posee mayor fuerza a comparación de ella. No pasó mucho tiempo para notar que está en los brazos de su querido padre y firmemente sujeta, incluso lejos del piso y ahora desarmada.-
La vida de Santiago había cambiado rotundamente al momento de conocer a quién hoy en día es su mujer y su gran amor. También al momento de conocer a su pequeña fue un gran cambio dónde Santiago conoció lo que era amar y cuidar verdaderamente a un niño. Fue algo que él jamás había sentido cuando era niño y ni mucho menos enseñaron. En ése entonces, con su hija sé encontraba en la escuela y aprovecho los momentos para estar con su mujer en un acto simbólico y romántico. Ya estando en aquella posición y dando inicio, sé percató de escuchar la puerta abrirse y detenidamente se detuvo. — ¿Eh? — Escucho la voz de su hija cuál lo hizo girar repentinamente. Así mismo abrió grande sus ojos por la sorpresa y repelús de verla con un arma en sus manos. Su mujer se tapo para que la pequeña inocente no viera más alla de eso y así mismo Santiago detuvo a su pequeña agarrando firmemente el arma cuál poseía. — ¡Sapphire! ¿Que estás haciendo? ¿Podrías soltar esto, por favor? — Comentó con tono de molest
-La vida común solía ser aburrida, monótona y sin importancia, sin embargo la visión de Sapphire poco a poco comenzó a cambiar desde que su querido padre la acogió a su lado y mostró el amor que pocos niños como ella son capaces de sentir y vivir. Aquella tarde, entró al apartamento, estaba cansada y acalorada por el sol del medio día, prontamente escuchó ruidos, gemidos y jadeos, una situación algo inusual en lo que es ahora su hogar. Entonces, sin mayor preámbulos, se dejó guiar por sus instintos, no sin antes, tomar un largo cuchillo de la cocina y dirigirse al cuarto, abriendo lentamente la puerta y encontrándose aquella escena erótica que no comprende en su totalidad.- -Papá... -Habló apenas audible como suele ser costumbre en ella, sujetándo con firmeza el arma blanca y aproximándose a la mujer desnuda que yace bajo un exótico conjuro sexual.-
