(...) y al avanzar el izquierdo un paso la fuerza del impacto con el suelo hizo eco en las paredes de ese largo pasillo. Girando las caderas y sus hombros, pivotó su cuerpo para empujar el puño derecho en un arco ascendente con una velocidad que provocó una ráfaga de viento debajo suyo capaz de levantar polvo del suelo. Y a raíz de ese uppercut todo el camino que les separaba de pronto se llenó con unos afilados huesos que salieron propulsados del suelo con toda la intención de empalar la pequeña figura a pocos metros delante suyo.-... me estoy cansando de ti.-Y por fin, por alguna razón desconocida para sí mismo, había vuelto a sonreír.
Ahí estaba otra vez, esa diminuta pero detestable figura que había llegado a conocer tan bien de una u otra manera. Podía ver el reflejo del cuchillo, podía ver el alterado color de sus iris, y podía ver el pañuelo escarlata, un color de de manera cruel e irónica combinaba bien con sus ojos. Pero no habló, mantuvo sus manos ocultas en sus bolsillos y sus ojos medio abiertos en un gesto entre cansado y desinteresado. Pero su sonrisa ya no estaba ahí.-Estoy empezando a cansarme de esto.-Era una criatura peculiar, podía escucharse decir esas mismas palabras más de una vez y al mismo tiempo, consciente de la corriente del tiempo y sus ramificaciones, era capaz de verse ganar y perder miles de veces y ni una a la vez.
-... No. Mejor dicho...-Empezó a decir, sacando la mano derecha del bolsillo de su chaqueta a una velocidad alarmante. Y todo fue demasiado rápido. Un brillo azul estalló en uno de sus ojos, sus pies se giraron(...)
Polvo en sus manos, seriedad en su rostro, sus iris de un rojo escarlata y en lugar de una rama entre sus manos un cuchillo.
"ᴾᵉʳᵒ ᶰᵃᵈᶤᵉ ᵛᶤᶰᵒ", finalmente había terminado con todos los monstruos de Hotland, ahora solo faltaba aniquilar al comediante, y finalmente al rey, alrededor del cuello Chara llevaba casi como un trofeo el pañuelo rojo de Papyrus antes de aplastar su cráneo con la suela de su zapato. Chara jugaba con el cuchillo real entre sus dedos, lo lanzaba y atrapaba, ya no quedaba el menor rastro de Frisk en ella, aquella débil alma humana dormía en sus adentros y por más que intentaba salir para salvar a sus amigos no lo conseguía, la humana era tan inútil como todos los del subsuelo.
-¿Y bien?, ¿me ahorraras tu estúpido sermón para poder acabar con esto?. –Le miro con una sonrisa torcida mientras se acomodaba el pañuelo de Papyrus provocando que este reluciera aún más.
