SamanthaKoch

¿Qué harías si un día te dijeran que eres una clarividente y que, en realidad, tienes que ayudar al Viajero, el único que puede atravesar el portal y viajar entre la vida y muerte, protegiendo a los habitantes de cada uno de los mundos, ayudándolos? Aún con ello, muchos peligros atentan contra tu vida, contra las personas, contra tu integridad y en realidad, no puedes negarte. Es sí, o sí. Pues ella dijo "Vale". En el tiempo en que vivió con los Hematoma también inició su formación como médium. El Viajero fue su mentor, quién le proporcionó las vías más no las soluciones. Ella viajó con él durante muchas ocasiones, ocultándose del matrimonio, extrañando a aquellos que consideraba sus padres. Cuando faltaba un mes para cumplir los dieciséis años, su abuelo murió por causas naturales y fue cuando más fuerte y más difícil sus habilidades se desarrollaron. Su abuela, sin embargo, antes de morir, arregló todo para que ella fuera transferida una vez más a otra familia, una que supiera protegerla. En las sombras, el Viajero, Pascal, estuvo de acuerdo.
Meses después de su cumpleaños, cuando su abuela falleció siguiendo a su esposo, en uno de los viajes que hacía con el Viajero a los Estados Unidos, se encontró con que los Shweizer la adoptaron a ella y a Nathalie, su mejor amiga desde la adolescencia. Fueron a casa, una casa enorme y llena de vida. Conocieron a gente, de posición y de altura en el país. Pasaron los años y cada día se sentía más a gusto con ellos, con su nueva realidad. Pasaba más tiempo con su hermana que con Pascal, disfrutaba más de ir al Colegio (aún cuando las burlas siguieran al día) que ir a las lecciones y a los viajes, que practicar. A los dieciocho años obtuvo su nombre fijo y duradero, por lo que restara en su vida: Samantha Hematoma Schweizer. Una vez más, la felicidad no estaba de su lado. Los Shweizer tuvieron un accidente, según las autoridades iban discutiendo en una zona de curvas peligrosas, algo distrajo al Señor Shweizer e hizo que estos cayeran por un barranco directo al vacío. A la oscuridad.

Decidió que, si bien no tuvo las mejores experiencias, su vida tampoco estuvo triste y melancólica todo el tiempo. Tenía la mayoría de edad, podía viajar y dedicarse a lo que fuera, estudiar lo que quisiera. Tenía dinero, el cual odiaba gastar porque no era suyo, aquello debió haber sido gasto para una vida plena y en paz de sus padres, tenía oportunidades y no las desperdiciaría. Samantha decidió regresar a su lugar natal, Reino Unido y estudiar ahí. Regresando con el Viajero y sus infinitas enseñanzas, ocultándoselo a Nathalie por miedo a perderla a ella igual. Se sintió culpable cuando abandonó a su hermana, a su edad, pero ella sabía que podría. Tenía algo que Samantha jamás tendría, una facilidad pasmosa para encajar y ser aceptada. Nathalie no quizó dejar su hogar, pero la pelirroja no sentía que la mansión fuera su hogar.

Desde ese entonces, vive en Inglaterra, viajando de un lado a otro. Recuperó el contacto con su hermano biológico, Alexander, quien considera su mejor amigo y su compañero fiel. Y, de manera furtiva y ocasional, también se entromete en la vida de unos cuantos casos especiales, casos que, como aprendiz del Viajero, cumple con gusto.