Tiene algunas ventajas, sobre todo el poder ocultarlas por algunos momentos.. porque de esa forma pasas de ser percibido. ¿Quieres dibujar? — Señalo hacia la biblioteca, mas alta que una catedral —

- Es distinta a la biblioteca que conozco pero ... -Volteó su mirada hacia atrás de ella misma para hacer énfasis en su verdadera naturaleza.- Yo no tengo alas como tú. Quisiera ser igual a ti, sería divertido volar, aparecer y reaparecer en cualquier lado.

[i]—Al descender en ese sitio paradisíaco el se las arreglo para tomar las manos de la pequeña y de esa forma dejarla de pie sobre el suelo rocoso del camino. Su mano permaneció junto a la suya y el apretón le hizo saber que la había sorprendido un poco, era sitio un tanto extraño para ella y sus imponentes edificios no parecían creados por manos humanas. —

Es una biblioteca, no te preocupes solo seres alados pueden llegar, aquí estas segura.

-Cogió la mano del ángel cuando éste la bajó de sus brazos y Sapphire tocó con las plantas de sus pies el rocoso piso.- ¿Qué es éste lugar? -Mencionó temerosa, apretando más la mano, pues nunca había visto algo parecido.-

Si, conozco muchos..— El albino miró con una leve sonrisa en su faz; a la pequeña en sus brazos, sus grandes y triples alas agitó dejando atrás aquél sitio con la compañía de ella. Conocía un sitio lejos de ése tipo de gente, donde los budistas solían estudiar, una biblioteca en las alturas de una montaña fue el destino que escogió —

-Pensó por breves instantes.- Un lugar muy tranquilo donde pueda dibujar y estar segura de todo. ¿Conoces algo parecido? -Le dijo con ese dulzor característico en ella, acariciando con sus deditos el sedoso cabello del ángel y en ningún momento le tuvo miedo tras escuchar el nombre del galante hombre.-

— El albino mostró una sonrisa y tomo sólo por un momento las manos de la pequeña entré las suyas, sentía en ella ésa chispa de esperanza que no en todos existía y que anhelaba ver hace tiempo. Se agachó de nueva cuenta y soltó suavemente las manos de la niña para cargarla en brazos comentando a su vez — Puedo llevarte a donde más quieras, el ángel de la muerte no tiene sitios a los que no pueda ir.

- ¿Seguro? -Le dijo con extrañeza, porque Sapphire siempre sabía bien que todo acto merece un pago y una compensación, sin embargo el dulce rostro del ángel podía premeditar la veracidad de sus palabras.- Gracias y... ¿A dónde me llevarás? ¿Será un lugar divertido? -Le preguntó viendo a ese galante joven como la chispa de esperanza que siempre había tenido. Momentáneamente, Sapphire sujetó la mano de él con ambas pequeñas suyas, sintiendo esas suaves palmas rozar con la piel del joven.-

— Suspiró después de oír que no creía éso, porqué si realmente había algo que no le gustaba era tender su mano a niños para llevarlos al otro mundo, cada vez que sucedía sentía un golpe en su alma y en lo poco que tenía de humanidad. Observó como le extendía el muñeco y negó lento con la cabeza — No es necesario un pagó, solamente lo tomaré cómo parte de lo que debo hacer..

- ¿Mi hora? N-no, no lo creo, o no lo sé. Aunque si hay posibilidad, opto por la segunda opción, deseo alejarme de este sitio, es horrible. Te daré a cambio mi muñeca, es lo único que tengo. -Mencionó con tilde de tristeza, entregándole al ángel aquel juguete apreciado y de cuerpo de tela, cuyas manos y cabeza son de plástico, un objeto bastante simple y muy sencillo, y aunque no tenía alto valor monetario, tenía un gran valor sentimental, quizá por ese motivo, estaba brindando algo que ella quiere como pago a ese favor.-