SalazarSlytherin

—Sé que no la cambiarás, pero nosotros tampoco cambiaremos. Yo seguiré con mis ideales incluso...

Se calló abruptamente, Salazar era su amigo, pero por qué tenerlo cerca la ponía nerviosa. Por un segundo su corazón se detuvo. Sacudió un poco su cabeza, y cuando la serpiente tomó distancia ella suspiró.

—Sabes que no será así, Salazar.

Apretó los puños, y avanzó a él, tomándolo del brazo para que volviera su rostro a ella.

—No hemos terminado de hablar. Salazar, debes abrir un poco más tu mente —le sonrió amable y encantadora, Slytherin era un hueso difícil de roer, pero no se daría por vencida.

—Salazar, tú eres muy... Frío, pero no importa —sonrió ampliamente llevando sus manos detrás de ella. Estaba tan acostumbrada a ese tipo de comentarios y amenazas por parte de la serpiente—. No creo que termine nuestro compañerismo. Las paredes de este castillo, y los nombres de nuestras casas son un testimonio perpetuo, ¿no?

Salazar. ¿Aún tienes esa firme creencia de que sólo los magos de sangre pura merecen conocer con toda libertad los secretos de la magia y aprender de ella? -Preguntó el pelirrojo co-fundador, acercándose a él y mirándole con el ceño ligeramente fruncido.

No iba a permitir que una vez mas, se desatara el conflicto entre ambos a causa de que Slytherin negara la autorizacion total de todo mago o bruja que no fuere de sangre pura. Y si fuese necesario, estaría dispuesto a luchar contra Salazar una vez más, para así defender su causa y la de sus colegas Helga y Rowena.

-Y sin embargo me estás mirando- Acotó sin perder el tiempo y la elegancia en corresponder a sus venenosas injurias, si de algo estaba dotada la fundadora de Ravenclaw era de sabiduría e inteligencia como para comprender que su corazón estaba ensombrecido y era rencoroso -Después de tantos años sin vernos, ¿No podrías dejar estos innecesarios comentarios para otra ocasión?-

—¿Aburrida? —cuestonó en un tono bastante sereno y pacificio— Leal y justa sabes que sí, Salazar —Sonrió restandole importancia a los actos descorteces— No estés tan seguro de eso, siempre habrá alguien que necesite de mi ayuda. Deja las groserías y solo admite que incluso tú estás feliz de verme.

La mirada de su heredero se mantuvo fija en la opuesta, enarcó la ceja un momento ante su petición y solo asintió, a él mismo le gustaba más no tener que hablarle de un modo tan formal, ante aquel cumplido y el saber que lo reconocía solo elevaba su orgullo y arrogancia esbozó una ladina sonrisa, en sus genes estaba demasiado arraigado aquel sentido de la nobleza y la altivez.

[i]—Salazar, no podía llegar en un momento más conveniente, como su heredero he abierto... —

Dejó la frase inconclusa en un susurro sutil, recordó que su ancestro también hablaba parsel, entonces le hizo una demostración de su habilidad similar para hablar el idioma de las serpientes, las palabras siseantes que le decía se traducían así:

[i]—La Cámara de Los Secretos... para comenzar a purgar esta escuela de sangres sucias —