¡Misaki Ayuzawa! Ahora baje su arma. ¡Le juro que soy inocente! —por primera vez sintió temor al ver un hombre. Se veía agradable por lo que no entendía el uso de aquella arma.— Soy obediente. No he hecho nada. —Y claro que lo iba a ser. Su forma de hablar era de la milicia, tenía suficiente fuerza para someterla por completo. Si hubiera sido otra persona seguramente se habría defendido o al menos lo habría intentado.—
¡MI-MIS DISCULPAS! ¡No le reconocí! ¡Estoy dispuesto a aceptar cualquier castigo!
— Hizo una reverencia y no dudó un segundo, escuchó la orden y de inmediato se tiró contra el suelo para realizar las flexiones que para él no eran tantas. Un castigo gentil de su parte. —
¡Sargento! ¿Que clase de comportamiento es ese hacia un superior? ¡Imagina lo que dijera la capitana si se enterara de este descudo! ¡Al suelo y deme 100, soldado!
