Eso es. — Se llena de orgullo, con esa misma mano exprime el tatuaje que ha dejado sobre el glúteo, muslo y pantorrilla; no deja ninguna extremidad libre de sus cariños.— Nos vamos, tengo muchas órdenes para ti.

Quedó sin habla pero la respuesta vino enseguida al ser volteada y. . . ¡Ese hermoso ardor! Si, dejó esa palma bien marcada en uno de los glúteos expuestos. Cómo la orden es no hablar, volteo el rostro para verlo y afirmó con la cabeza. — Hmm. . .

¿Te di permiso de hablar?. — Frunce el ceño, baja una de esas manos tomando el tobillo y le voltea, eclipsa un sonido estridente al golpear uno de esos glúteos con toda la palma abierta.— ¿Entiendes?

Sonrió y se sobresalta un poco por ese golpe; se veía tan. . . Él. — Si el Amo se enoja . . . ¿Qué me sucedería? — recostada en esa esquina del sofá en "L", eleva un pie para acariciar suavemente la rodilla varonil ascendiendo un poco entre que lo ve fijo.

Haces un gran trabajo desde este momento, pórtate no querrás que tú Amo se enoje contigo. — Golpeó el puño derecho sobre la palma izquierda, le guiño pero espera ansioso por ver esa reacción.—

— ¿A qué jugaremos hoy? ¿Debo decirte "Amo" hoy? — titubea pero es parte de la actuación para dar más viveza al juego.