— No tienes por qué ponerte así , Nanami... ¿Sabes... ? Tú me recuerdas mucho a él. Cuando llegó por primera vez al Templo se metía en muchos líos, era bastante imprudente pero fui paciente además de que confiaba en él y mira, se ha vuelto ya todo un hombrecito (?) — Sonríe de oreja a oreja con ojos brillosos llenos de felicidad — Así que no te preocupes, él entiende tu posición, además te escogí a ti porque eres la elegida, además de que él tiene muchas cosas que aprender... cosas que tú le puedes enseñar.