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𝔇𝔦́𝔞 𝔣𝔞𝔱𝔦́𝔡𝔦𝔠𝔬, 𝔭𝔬𝔯 𝔇𝔞𝔫𝔱𝔞𝔩𝔦𝔬𝔫.
(𝔒 𝔡𝔢 𝔠𝔬́𝔪𝔬 𝔍𝔢𝔫𝔫𝔞 𝔠𝔞𝔰𝔦 𝔪𝔢 𝔡𝔢𝔰𝔱𝔯𝔲𝔶𝔢).
 
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JB1535635 · F
¿Sería que tendría que llamar al pirómano en fuga para que incinerara ese miembro de la lagartija antes de que se volviera un clon del animal?

Lo mejor de todo, para el universo que siempre buscaba cómo escupirle en la cara, era que las cosas estaban lejos de calmarse. La cola saltó, sí, saltó, en su mano y Jenna profirió un grito de horror—. ¡ESTÁ VIVO! —vociferó lanzando la cola hacia una pared. Dantalion chilló más fuerte cuando vio su pobre miembro ser tratado con poca delicadeza y la reencarnada sacudió sus manos con el asco tan bien plasmado en su cara que cuando Sabriel llegó, seguro que fue esa expresión —y no los gritos, pft— los que le delató que algo iba terriblemente mal.

¡¿Cuándo me ibas a decir que tu lagartija es desarmable?! —ceño fruncido, rizos explotando por todos lados.

¡FUERA DE ACÁ, BRUTA! ¡SABRIEL, DAME UNA NUEVA COLA!

Si tan solo fuera tan fácil. Todos los días se aprendía algo nuevo, ¿a que sí?
JB1535635 · F
La maldita lagartija no quería cooperar.

Bueno, nunca quería cooperar, para empezar, pero ese día estaba más rebelde que nunca. Jenna era paciente. Y también una mentirosa, empezando por lo anteriormente dicho — ¿Paciente? ¿Ella? Qué buen chiste. Sin embargo, cuando decía que había sido un accidente, realmente había sido un accidente. ¿Acaso a alguien como ella le gustaría quitarse el crédito de sus propios desastres? ¡Por supuesto que no! Ella los observaba orgullosa y sorprendida de la manera en cómo lograba que todo escalara hasta niveles insospechados.

Sin embargo, el desastre lo tenía en su mano ahora. Una cola. Una maldita cola que no dejaba de moverse como si tuviera vida propia. Por eso Jenna le había dicho a Sabriel, desde el inicio, que mandara de una patada a Dantalion directo al Inframundo. Pero claro, ¡no la había escuchado! ¡Y allí estaban las consecuencias! ¡Una lagartija chillando, una cola con vida propia y ella buscando la fuente de fuego más cercana!
SabrielWolrick · 31-35, F
[code]Posdata: Mi cola debe ser incinerada sobre un bote de madera de encino y caoba, digno de un entierro vikingo. Dedicado a ella, la fiel guerrera.[/code]


Cuando entró al departamento no esperó los gritos de pánico...

Vale, quizás sí. Pero internamente deseó que todo estuviera bien y pudiera tener una noche de descanso después de una larga sesión de exorcismo, meditación necrófila y aceptación espiritual. Estaba cansada, arrastraba los pies y sospechaba tener una costilla rota porque cada que respiraba le dolía el costado izquierdo. Llegar a casa y encontrar un desastre era lo que menos deseaba en ese momento. Y sin embargo...

¿Qué está pasando aquí? —alternó la vista entre Jenna y Dantalion. Inconscientemente apoyó las palmas de las manos sobre los costados de sus caderas, viendo a la lagartija retorcerse en una esquina del piso, chillando.
SabrielWolrick · 31-35, F
[code]Yo era feliz, es lo único que tengo que decir.

Comía alitas gratis, podía aderezarlas con deliciosa salsa bbq o habanero de la casa. Incluso Salias salía (jajajá, el Salias que salía) en las noches a comprarme agua de manantial de lo picositas que estaban. El pobre mortal estaba a mis pies. Era feliz hasta que Sabriel decidió tomarse unas vacaciones ¡de mí!

No olvidaré ese día en que depositó mi hermoso cuerpo en las manos sudorosas y llenas de ampollas de Fusilli. Tampoco lo olvidaré porque ese día perdí la parte más importante de mí. Aquella compañera fiel, que creció junto con mi amor y mis profundos sentimientos de identidad. Suave, delgada y curvilínea. Preciosa, diosa, etérea.

Mi amada cola.

Escribo esto como parte de la oratoria final de mi entierro, deseando que estas últimas palabras sean leídas en voz alta por Francis y que todos atestigüen la profecía de la muerte de Dantalion. [/code]

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