En cuanto siente que se acerca, el rubor en su rostro se intensifica llegando a colorear las puntas de sus orejas. Da un pequeño paso hacia atrás con la mala suerte de que pierde el equilibrio cayendo sentada sobre el suelo.

— ¡Ay! P-pero... —Intenta buscar una excusa fallando estrepitosamente por la pena.

- Sin pensarlo le suelta tremendo golpe a la parte trasera de la cabeza, pues para ella en reinado no se acaba, hasta que ella diga que se acaba.
Mascullando maldiciones tras recordarle el nombre del traidor de Mordred. -

Saber. El reinado sobre Camelot murio cuando Mordred causo nuestra muerte. Hoy dia , ni tu ni yo somos mas que "soldados."

-Dicho aquello hacia su contra parte, la voz de su master llamo su atencion, volteando al instante su mirada hacia la albina.-

Master! -Se aproximaria hacia ella, su idea principal era buscar que se relajase.- No no, fue una idea esplendida

— ¡Ah! T-te queda muy bien. —susurra, bajando la mirada, le es imposible verlo de forma directa, sus mejillas no tardan en colorearse de rojo.— N-no estoy segura s-si fue una buena idea.

Porque te vez bien, deja de quejarte, eres un rey y no un plebeyo.
- Molesta, porque no puede creer que su yo masculino, no pueda ni arreglarse como la gente. -