En el aire me resultará muy difícil esquivarla. Tengo que quedarme en el suelo si quiero sacar algo de ventaja hacia sus fajas...
Miles de ideas hacían trinchera en sus miedos: viéndose empalado por esas telas mortales, sin cabeza, o peor aún: siendo devorado por ella.
¡No! ¡Mantén la concentración! Olvida el odio, olvida las ansias... Disipa tus miedos y empuña tu arma...
Y pese que era todo un manojo de autocontrol, por fuera su pasividad no se vio franqueable por sus miedos internos. Sesgado aún por el dolor aparentemente insensible de su hombro; procedió a dar un paso hacia delante, nuevamente con las intenciones de atacar, pero... Algo estaba esperando que sucediese. ¿Le daba carta abierta a que ella lo lastimara primero? ¿Alojaba esperanzas de detener sus ataques? No, no. El giro que dio a su Katana de 180 grados y en ángulo perpetuo a su muslo, con la punta casi tocando el suelo daban lugar
