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SSs1575367 · 31-35, M
[...]
Esto es lo único que queda por atestiguar, por ahora... la única constante en las vidas de estos dos mutantes: su gran amor. Un amor tan fuerte como para salvar o destruir universos enteros. Un amor que se seguía oponiendo a la muerte y siempre renacería de las cenizas.
...un amor más fuerte que el destino.
— Te amo, Jean Elaine Grey Summers. Hoy. Mañana. Y cada día por el resto de mi vida.
Esto es lo único que queda por atestiguar, por ahora... la única constante en las vidas de estos dos mutantes: su gran amor. Un amor tan fuerte como para salvar o destruir universos enteros. Un amor que se seguía oponiendo a la muerte y siempre renacería de las cenizas.
...un amor más fuerte que el destino.
— Te amo, Jean Elaine Grey Summers. Hoy. Mañana. Y cada día por el resto de mi vida.
SSs1575367 · 31-35, M
[...] atravesaban el lobby y los pasillos alfombrados del hotel hasta los ascensores.
— Siempre quisimos ir a Japón, ¿recuerdas? —allí dentro del elevador, tanta calma de pronto le produjo una sensación extraña, y por supuesto, después de semejante fiesta que se llevaron, normal sería estar aturdidos—. ¿Te gustaría...?
La corta siesta que la mutante se tomó entre los brazos del castaño durante el trayecto hacia su suite la ayudaría a sentirse mejor cuando entraran. La noche sería larga en tanto descansara y recuperara energías para consumar su unión. Y lo que sucedería una vez irrumpiendo en la habitación, es algo que no se puede seguir narrando al público.
[...]
— Siempre quisimos ir a Japón, ¿recuerdas? —allí dentro del elevador, tanta calma de pronto le produjo una sensación extraña, y por supuesto, después de semejante fiesta que se llevaron, normal sería estar aturdidos—. ¿Te gustaría...?
La corta siesta que la mutante se tomó entre los brazos del castaño durante el trayecto hacia su suite la ayudaría a sentirse mejor cuando entraran. La noche sería larga en tanto descansara y recuperara energías para consumar su unión. Y lo que sucedería una vez irrumpiendo en la habitación, es algo que no se puede seguir narrando al público.
[...]
SSs1575367 · 31-35, M
[...]
Aquél que fue apodado como Bobby Elvis –por su gran barriga y melena de hippie–, además arrasó y barrió el suelo con todos los mutantes en el karaoke (Jean insistió con invitarlo). Y, sorpresa Alex Summers, en compañía de su pareja Lorna Dane, llegaron a la celebración casi a la media noche. Qué dicha más grande, sin duda, hasta el ahora, era el momento más feliz de su vida. Habría cientas de fotografías que le demostrarían a la pelirroja todo lo que sucedió aquella noche cuando negara caprichosa que fue ella el alma de la noche. Y cómo no, si era la protagonista.
— ¿Genosha? —claro que era una broma, a la que ambos responderían un rotundo "no" al unísono, seguido de una carcajada.
El rostro de Scott dolía como nunca. Se había quedado ronco por todo lo que gritaron y cantaron durante esa velada que terminó con una Jean aferrada al cuerpo de su marido cual koala, aferrada a él con todas sus extremidades, balbuceando en su estado de ebriedad mientras [...]
Aquél que fue apodado como Bobby Elvis –por su gran barriga y melena de hippie–, además arrasó y barrió el suelo con todos los mutantes en el karaoke (Jean insistió con invitarlo). Y, sorpresa Alex Summers, en compañía de su pareja Lorna Dane, llegaron a la celebración casi a la media noche. Qué dicha más grande, sin duda, hasta el ahora, era el momento más feliz de su vida. Habría cientas de fotografías que le demostrarían a la pelirroja todo lo que sucedió aquella noche cuando negara caprichosa que fue ella el alma de la noche. Y cómo no, si era la protagonista.
— ¿Genosha? —claro que era una broma, a la que ambos responderían un rotundo "no" al unísono, seguido de una carcajada.
El rostro de Scott dolía como nunca. Se había quedado ronco por todo lo que gritaron y cantaron durante esa velada que terminó con una Jean aferrada al cuerpo de su marido cual koala, aferrada a él con todas sus extremidades, balbuceando en su estado de ebriedad mientras [...]
SSs1575367 · 31-35, M
[...]
No iba a permitir que la conmoción le ganara antes de tiempo. Sabía que esta emoción no era nada comparado con todo lo que sucedería esa noche.
Ver a sus amigos en sus mejores prendas, esperándoles con el Elvis que sería el oficiante de su enlace, le arrancó una carcajada. La ceremonia fue un banquete de lágrimas y risas. Los novios llegaron tomados del brazo, rompiendo ahí una de las primeras reglas de las bodas, pero qué más daba. Jean Grey por sí misma rompía todas las reyes de la naturaleza, ¡y el mundo entero sería partícipe de su unión civil apenas se colara la noticia! Cuánto revuelo, cuánto caos se dispararía en el exterior cuando supieran de el evento.
Sólo importaban ellos dos. ¿Qué importaba si mañana se acababa el mundo? Por esta noche, no le temían a nada.
Después de darse darse el SÍ, la celebración del matrimonio Summers-Grey seguiría en el casino del hotel, donde el mundo no volvería a ver a Jean en el mejor de sus momentos; plena. De eso se trataba
No iba a permitir que la conmoción le ganara antes de tiempo. Sabía que esta emoción no era nada comparado con todo lo que sucedería esa noche.
Ver a sus amigos en sus mejores prendas, esperándoles con el Elvis que sería el oficiante de su enlace, le arrancó una carcajada. La ceremonia fue un banquete de lágrimas y risas. Los novios llegaron tomados del brazo, rompiendo ahí una de las primeras reglas de las bodas, pero qué más daba. Jean Grey por sí misma rompía todas las reyes de la naturaleza, ¡y el mundo entero sería partícipe de su unión civil apenas se colara la noticia! Cuánto revuelo, cuánto caos se dispararía en el exterior cuando supieran de el evento.
Sólo importaban ellos dos. ¿Qué importaba si mañana se acababa el mundo? Por esta noche, no le temían a nada.
Después de darse darse el SÍ, la celebración del matrimonio Summers-Grey seguiría en el casino del hotel, donde el mundo no volvería a ver a Jean en el mejor de sus momentos; plena. De eso se trataba
SSs1575367 · 31-35, M
Dejó de lado su uniforme de hombre X para desposar a Jean Grey en un traje normal, como cualquier civil.
Sultans Of Swing los acompañó una vez más en ese pequeño tramo de la carretera desértica hasta la gran ciudad de Las Vegas. No era la primera vez que estaba allí; había celebrado sus 21 años en compañía de su hermano Alex. Si no destruyeron en lugar (no literalmente, de habérselo propuesto bastaba con liberar sus rayos ópticos) fue por falta de dinero, pero tuvo una buena introducción, buenos recuerdos. Y esta noche los mejores recuerdos se seguirían sumando.
También creyó que sus amigos los acompañarían, pero al parecer habían dejado sus regalos en la guantera. Con el viento ondeando la melena de fuego de Jean, casi se vuela el sobre que contenía la dirección de una capilla que entre todos eligieron, después una reservación en una suite del Bellagio a nombre de Charles Xavier, más un "lo que sigue será el destino que ambos elijan".
[...]
Sultans Of Swing los acompañó una vez más en ese pequeño tramo de la carretera desértica hasta la gran ciudad de Las Vegas. No era la primera vez que estaba allí; había celebrado sus 21 años en compañía de su hermano Alex. Si no destruyeron en lugar (no literalmente, de habérselo propuesto bastaba con liberar sus rayos ópticos) fue por falta de dinero, pero tuvo una buena introducción, buenos recuerdos. Y esta noche los mejores recuerdos se seguirían sumando.
También creyó que sus amigos los acompañarían, pero al parecer habían dejado sus regalos en la guantera. Con el viento ondeando la melena de fuego de Jean, casi se vuela el sobre que contenía la dirección de una capilla que entre todos eligieron, después una reservación en una suite del Bellagio a nombre de Charles Xavier, más un "lo que sigue será el destino que ambos elijan".
[...]
JeanGrey1566125 · F
noche de su vida.
—Necesitamos ideas. La luna de miel, ¿dónde te gustaría que fuese?
—Necesitamos ideas. La luna de miel, ¿dónde te gustaría que fuese?
JeanGrey1566125 · F
todo aquel que cruzase por delante y advirtiese con la mirada.
En Las Vegas empezó a resonar la misma noticia; una boda de mutantes. Y ajena a toda opinión individual respecto a su existencia, no se produjo siquiera una mirada extrañada aquella noche. Los mutantes no serían el objeto de la crítica hasta que el embeleso de Marvel Girl se atenuase llegada la mañana siguiente. Pero todavía quedaba una cosa por hacer, algo de lo que la pelirroja, con el mismo tono en sus mejillas generosas, empezó a declarar a base de comentarios que nadie tomó más allá que como las ocurrencias de una borrachina entretenida.
—Oh, esto está siendo taaaan divertido, Scottie. Estoy en una nube, te lo juro.—y ella se colgaba de su cuello o lo abrazaba como si de un koala se tratase a su brazo que luego escalaba al torso.
Todo había quedado relegado a un segundo plano. Solo existían ellos y sus amigos. Y Elvis. Era, como le confesaría al oído más adelante a su esposo, la mejor [..
En Las Vegas empezó a resonar la misma noticia; una boda de mutantes. Y ajena a toda opinión individual respecto a su existencia, no se produjo siquiera una mirada extrañada aquella noche. Los mutantes no serían el objeto de la crítica hasta que el embeleso de Marvel Girl se atenuase llegada la mañana siguiente. Pero todavía quedaba una cosa por hacer, algo de lo que la pelirroja, con el mismo tono en sus mejillas generosas, empezó a declarar a base de comentarios que nadie tomó más allá que como las ocurrencias de una borrachina entretenida.
—Oh, esto está siendo taaaan divertido, Scottie. Estoy en una nube, te lo juro.—y ella se colgaba de su cuello o lo abrazaba como si de un koala se tratase a su brazo que luego escalaba al torso.
Todo había quedado relegado a un segundo plano. Solo existían ellos y sus amigos. Y Elvis. Era, como le confesaría al oído más adelante a su esposo, la mejor [..
JeanGrey1566125 · F
hechos que toda persona pudiera ser capaz de imaginar, solo que con un Elvis como sacerdote. Algo que nunca habría concebido bajo su propio criterio, pero cuán divertido resultó. La novia se reiría sin parar el resto de la velada, por tan extravagante anécdota que ahora podría ser capaz de contar a sus amigos y posible descendencia los próximos años. El amor ardía en su pecho con el poder que solo el Fénix podía hacer ser, que sepulta en penumbra las estrellas. Su felicidad se contagiaba continuamente con la de su al fin marido, Scott. Incesante al retroalimentarse, eran sensaciones tan intensas que la telépata inconscientemente despedía y repartía a cada uno de los presentes. Un detalle la mar de simpático, fue cómo el Elvis se limpió una lágrima, conmovido por el efecto que producía tanta felicidad concentrada en una única sala. Y la pelirroja, que no pudo contenerse, le depositó un beso en la mejilla desbordante de ternura. La recién casada sirvió y bebió, compartiendo con [...]
JeanGrey1566125 · F
Jean tendía a fruncir sus labios, a ingeniar con esa traviesa imaginación, formulando qué haría en esa o en la otra situación.
La cuestión es que la pelirroja hizo caso al final, con el rostro oculto en su cuello. No vería el coche hasta que la sentó y sintió el material con los dedos, dando con la imagen del mismo rápidamente. Lo sabía al detalle.
La alegría que se llevó que sus amigos se encontrasen allí para la ocasión. Y es que, ¿qué era una boda sin sus invitados? Jean hubiera apoyado Scott en todo momento, en caso de que sus deseos por una boda íntima se hubieran confirmado, mas la pequeña sorpresa de la compañía que los acompañaría resultó de lo más grata. Que Ororo la ayudase con su vestido de bodas siempre había sido su sueño desde que su vínculo se estrechase entre tantos años de trabajo en equipo. Scott y ella le sonsacaban una sonrisa incluso en sus decaídas más fuertes, y su lealtad la apreciaría por siempre.
Una vez todos dispuestos, el resto del ritual eran [
La cuestión es que la pelirroja hizo caso al final, con el rostro oculto en su cuello. No vería el coche hasta que la sentó y sintió el material con los dedos, dando con la imagen del mismo rápidamente. Lo sabía al detalle.
La alegría que se llevó que sus amigos se encontrasen allí para la ocasión. Y es que, ¿qué era una boda sin sus invitados? Jean hubiera apoyado Scott en todo momento, en caso de que sus deseos por una boda íntima se hubieran confirmado, mas la pequeña sorpresa de la compañía que los acompañaría resultó de lo más grata. Que Ororo la ayudase con su vestido de bodas siempre había sido su sueño desde que su vínculo se estrechase entre tantos años de trabajo en equipo. Scott y ella le sonsacaban una sonrisa incluso en sus decaídas más fuertes, y su lealtad la apreciaría por siempre.
Una vez todos dispuestos, el resto del ritual eran [
JeanGrey1566125 · F
—Sí, lo recuerdo. Lo recuerdo todo.
Cómo la había llevado a añorar aquellas escapadas. A los viajes en su coche con la música de un tiempo pasado emitiéndose, a la playa donde, aún en el frío ella se descalzaba y buscaba por huesos de jibia.
Los recuerdos la anclaban con los pies en la Tierra, y Scott dominaba el arte de "¿Recuerdas cuando...?". Todo se sentía más vivo para ella cuando se honraban los pequeños detalles del pasado, las anécdotas que parten de ocurrencias genuinas. Y es que la noche solo podría ir avanzando en ascendente. Cuando la nave descendió y Scott pidió porque cerrase los ojos, cierto fue que en un inicio simuló que lo hacía. Pero no miraba a otra cosa que no fuera a él, ascendiendo con ella sobre la escalera, con la brisa acariciándoles la piel y estremeciendo un poco a la mutante de la impresión. El cielo nocturno y Scott en un mismo cuadro despertaban en ella una emoción exquisita, expectante ante lo que haría por sorprenderla esa vez. [...]
Cómo la había llevado a añorar aquellas escapadas. A los viajes en su coche con la música de un tiempo pasado emitiéndose, a la playa donde, aún en el frío ella se descalzaba y buscaba por huesos de jibia.
Los recuerdos la anclaban con los pies en la Tierra, y Scott dominaba el arte de "¿Recuerdas cuando...?". Todo se sentía más vivo para ella cuando se honraban los pequeños detalles del pasado, las anécdotas que parten de ocurrencias genuinas. Y es que la noche solo podría ir avanzando en ascendente. Cuando la nave descendió y Scott pidió porque cerrase los ojos, cierto fue que en un inicio simuló que lo hacía. Pero no miraba a otra cosa que no fuera a él, ascendiendo con ella sobre la escalera, con la brisa acariciándoles la piel y estremeciendo un poco a la mutante de la impresión. El cielo nocturno y Scott en un mismo cuadro despertaban en ella una emoción exquisita, expectante ante lo que haría por sorprenderla esa vez. [...]
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