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[code]Pasaba la mitad del día realizando misiones y creando nuevos venenos y antídotos para todos en la organización en un momento imprevisto Sanemi causaba problemas como es de costumbre. Ahora vagaba perdido en su mente mientras su compañero daba su queja, aun así, lograba recibir toda la información por parte de su colega Hashira, el calor era insoportable, las mejillas estaban ardientes y las manos amoratadas de tanto escarbar en sus fármacos.

ー Bien, bien… Veamos que es lo que aquel demonio hizo en tu cuerpo. De una vez te advierto que esto será delicado ya que la herida puede contener algún tipo de veneno. Sanemi-san, ¿estás listo para ser mi conejillo de indias? ー

Menciono con calma, pero al igual que su compañero en su tono de voz se pudo notar el sadismo que le provoca el tratar con estos asuntos, aunque a diferencia del pilar del viento Shinobu siempre tiene una expresión tranquila en el rostro. Sin más saco una jeringa para extraer algo de sangre de su compañero mientras que a su ayudante les ordenaba arreglar los preparativos para tener a Sanemi internado por lo menos dos días.

ー Ahora extraeré un poco de tu sangre desde la herida, puede que solo arda, pero lo soportaras. Estarás dos días en la finca mariposa, por lo cual pido te comportes con mi personal y no los asustes. ー[/code]

[code]Sencillamente, la majestuosa y viva esencia del firmamento, es glorificada con su típica tonalidad celeste, y formaciones anchas de níveas nubes que se van desplazando con breve paciencia por el mismo en una sola dirección, ya que son arrastradas por el viento que, al caer en la zona terrenal, no es más que un céfiro amigable que refresca la temperatura de los treinta grados Celsius que condensa el resplandeciente sol. La perfección no existe, pero la hermosura de la naturaleza encuentra una gran cavidad.

Frescas y verdes son las delicadas hojas de una infinidad de árboles, que al moverse manifiestan la melodía más esbelta, debido a que danzan en conjunto, chocando unas con otras como si no tuvieran la fuerza para combatir la vivacidad de la brisa.


ー ¡Shinobu-sama! ¡Shinobu-sama! ー Se escucha un gran estruendo en la finca mariposa a la llegada de unos de los hashiras más agresivo e intimidantes del lugar. Mientras que el astro rey se encuentra como un ojo que lo ve todo; pero lo que hace es compartir su energía con los seres vivos, para que estos florezcan fructíferos con gran voluntad como acontece el ciclo vital.



Respira profundamente, dando señales de un suspiro relajado. Los párpados se cierran por unos instantes, captando los sonidos del exterior; un silbido que provoca el viento, las hojas moviéndose y los pájaros realizando sus cantos.
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