El ser tomada de esa manera, aún y a pesar de estar acostumbrada, aún le causaba sorpresa; le agarraba fuera de si. Entrecerró un instante los ojos y luego los abrió por completo al escuchar las palabras de Shu. — N-no... No es así, Shu-san... Y-yo... — Sus palabras fueron interrumpidas por ese acto contrario; sentir la caricia suave con la nariz del rubio sobre su lóbulo, después la amenaza de mordida a su cuello, que finalmente terminó por ser una lamida. Ambas manos, al principio las dejó sobre su pecho, pero apenas sintió la lamida, le empujó suavemente, intentando apartarlo. — Shu-san...

Antes de que pudiera irse, la sujetó con fuerza de la muñeca— ¿Adónde vas?... —Preguntó acercándose a ella. Lentamente el vampiro se inclinó para susurrar en el oído de la fémina— ¿Te gusta espiar a los demás? Eres una pervertida... —Volvió a sonreír. Con la punta de su nariz acarició el lóbulo de la oreja femenina. Tras un corto suspiro trazó con su boca un camino de caricias hasta el blanquecino cuello ajeno, en donde fingió morderla. Al final lo único que hizo fue lamer su piel con la punta de la lengua.

Quería molestarla un poco.

— ¿Ver...te cambiarte de ropa? — Inquirió con cierta intriga, no había entendido del todo las palabras del rubio, al menos de primera instancia, pero cuando llegó a entenderlo, negó tanto con la cabeza como utilizando sus manos y brazos, agitandolos de un lado a otro. — ¡C-claro que no! So-solo iba pasando y te vi. Es todo... — Sus mejillas estaban ruborizada por completo y en su cara había una mueca ligera de confusión. Dio unos cuantos pasos hacia atrás, pensando en retirarse en ese momento. — Lamento si te interrumpí, es solo que esa vestimenta te queda bien, Shu-san. — Bajó un poco la cabeza, haciendo un ademán con la misma, antes de proceder a retirarse.

— ¿. . .? —Cuando escuchó la melodiosa voz femenina enunciar su nombre; el rubio dio media vuelta, observándola continuó acomodándose las mangas del traje— No lo es... —Agregó con aquel tono de voz flojo característico en él, había encontrado el conjunto en su armario, sin embargo, no lo veía como un atuendo que pudiese utilizar de forma habitual, para él era más como un disfraz para noche de brujas— ¿Me estabas buscando? —Preguntó con cierta intriga— O acaso... ¿Querías verme, mientras me cambiaba de ropa? —Esbozó una ligera sonrisa juguetona.

— Shu-san.

Miró con atención al rubio por tan solo unos instantes y a paso lento se fue acercando; le llamaba la atención la ropa que el mayor estaba luciendo. — Ese atuendo... ¿Es nuevo? — Inquirió en un suave y bajo tono de voz, dibujando una pequeña sonrisa en sus labios, ciertamente, en ese momento, Shu parecía como un príncipe sacado de un cuento de hadas.