Shu separó los labios, apenas sacó la lengua lamió con la punta de ésta el cuello nívea de la fémina. Su embriagante aroma y ahora el irresistible sabor de su piel. Tras realizar el impetuoso acto esbozó una leve sonrisa juguetona. Estaba satisfecho, provocar temor, vergüenza y decidía en aquella criatura lo divertía demasiado, era inevitable sobrepasarse, sin embargo, verla intentando huir, le mancillaba el orgullo, ¿por qué demonios evadía la situación cuando ella vivía para él? Por no mencionar a la familia Sakamaki.

Acompañado de un leve suspiro y el cambio espontáneo de actitud, el varón de rubios cabellos tomó a la joven por los brazos, la alzó y empujó fuera del sofá y de él, sin medir la magnitud de su fuerza. Se quitó la manta y arrojó al suelo, acto seguido, se incorporó— Hipócrita... —Susurró mientras depositaba los pies en el piso.