No es que disponga de mucho tiempo libre ya que siempre hay mucho que hacer en Watatsumi, pero también es sano tomar una pausa de todo para rendir mejor en su trabajo de estratega. Claro que antes de partir a un breve descanso de un par de días a Liyue se aseguró de que todo en la isla estuviera en orden y no quedasen pendientes importantes, además de haber dejado encargados de confianza para cualquier inconveniente.
Es por eso que ahora disfrutaba de un agradable paseo por algunos sitios históricos de la ciudad de los contratos. Por recomendación de algunos de sus subordinados que han visitado dicha región, para disfrutar más de su recorrido, solicitó de los servicios del señor Zhongli, un hombre cuyos conocimientos no tienen comparación. Era un guía bastante inesperado, ya que había oído que éste era un asesor de una funeraria; pero, pese a sus dudas, durante el recorrido, el hombre ha demostrado tener un amplio conocimiento de diversas cosas, como historia, sobre geología, entre otras cosas varias, haciendo de éste viaje uno muy interesante y que sin duda atesoraría bastante por todo el aprendizaje. En un recorrido por unas ruinas le fue contada la triste historia del Dios de la Sal, muy interesante pero con un triste desenlace. La experiencia era incluso mejor que los libros que tanto ama.
