Estaba sentada en la arena, disfrutando de la calidez de los rayos del sol contra su piel. En contraste, las olas del mar acariciaban las puntas de sus pies descalzos, haciéndola sentir fresca. Había ya cumplido con sus pendientes diarios, las directivas ya estaban en manos de la resistencia y del general Gorou; por otra parte, las reuniones con los mercaderes habían sido rápidas ya que solo se requería afinar detalles sobre la transportación de la mercancía a otras regiones.
Ahora podía disfrutar de un breve descanso en una de las playas detrás del pueblo Bourou, donde, en caso de cualquier eventualidad, podrían encontrarla rápidamente. Siendo sincera, esperaba que aquellos minutos de efímera libertad pudieran prolongarse lo suficiente para poder observar el atardecer. El poder gozar de su tiempo libre de aquella manera le traía mucha tranquilidad, su respiración era acompasada, como si estuviese sincronizada con el ir y venir parsimonioso de las olas. Sus dedos jugueteaban con unas gotas de agua, las cuales transformaba en diferentes figuras con ayuda de su visión hydro. No era un uso convencional o responsable de su visión, pero le era relajante jugar de esa manera.
