Más que llamarle la atención el género de la lectura en sí, le parecía más interesante la forma efusiva en la que explicaba aquello. Las emociones que expresaba eran bastante contagiosas, causándole intriga, así es como un buen ponente atrapa a su audiencia. —El retrato de Dorian Grey...— repitió haciendo memoria para luego asentir. —Claro que conozco el título, aunque en efecto, no he tenido oportunidad de leerlo. Espero poder adquirir ese libro en la casa editorial de Yae, así intercambiamos opiniones pronto.— Sonrió con amabilidad. —Es más, le recomiendo visitar la casa editorial, tiene mucha variedad en libros e historias peculiares, no se arrepentirá.—

— La complejidad de los personajes, los motivos de cada uno en su comportamiento, su sentir, son realmente un deleite... — completó, y mientras hablaba movía sus manos con suavidad y fluidez, tal y como un río corría por el cauce hasta perderse de vista. — Bueno, sempre está la literatura clásica para comenzar. ¿Ha escuchado de "El Retrato de Dorian Grey"? Es de un muchacho llamado Oscar Wlide, y un buen ejemplo para un leve inicio. —

Usualmente tratar con las personas por su trabajo a veces le resulta cansado, pero una vez que hablaba de sus lecturas se sentía un poco más sociable y tranquila, no tanto como el general Gorou claro. Incluso la conversación era poco a poco más fluida.

—Entonces prefiere lecturas de matices más complejos por lo que veo.— Comentó interesada. —Es más interesante ver el desarrollo de los personajes cuando atraviesan por adversidades. Me temo no he leído mucho sobre ese género, mi conocimiento es muy general, pero si tiene alguna recomendación interesante le agradecería mucho, sería bueno salir de mis lecturas habituales de vez en cuando.—

Un aire de calma recorrió al joven al ver que no había causado daño alguno ante su repentina aparición. Colocó su mano sobre su pecho como seña de alivio mientras emitió un suspiro con el mismo sentir.

Y al igual que ella, su pena había quedado en segundo plano al ver que la conversación torrnaba en otra dirección. — En ocasiones, en lo personal prefiero el drama y la tragedia. Pero nunca me niego a un romance, que viene a veces incluído en las anteriores. —

Negó efusivamente con sus manos, sintiéndose avergonzada. —No tiene de qué disculparse, tengo la costumbre de perderme en mis lecturas, usted no hizo nada malo.— Su pena quedó en segundo plano cuando escuchó la opinión del contrario. —Es un género que no leo frecuentemente, a decir verdad, pero ha resultado una lectura agradable hasta ahora.— Miró brevemente la portada de su propio libro y volvió su atención al caballero. —¿A usted le agradan las novelas románticas?—

Y ante la reacción ajena aquel se sobresaltó retrocediendo un par de pasos, pues erra evidente que había sido muy imprudente acercarse de tal manera. — ¡Pardon, pardon, pardon moi! mademoiselle. No era mi intención asustarla así. — emitió como respuesta tratando de calmar a la contraria. — Ah, comprendo... No hay mayor problema al respecto. ¿Novela Romántica? ¡Interesante! Ese intenso sentir que hay entre dos seres ficticios envueltos en situaciones que impiden que el amor surja. —

Dio un pequeño saltito por la pregunta y compañía inesperada. —Me ha dado un susto.— Suspiró y ahora colocó su libro sobre su corazón antes de dedicarle una pequeña sonrisa. —Es una novela romántica que me ha recomendado una amiga por correspondencia. Apenas la voy empezando, lamento no poder ofrecerle mayor opinión al respecto.—

— Uh ¿Qué está leyendo, mademoiselle?