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₂₉.
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TJ1534206 · 31-35, M
La noche era más larga antes del amanecer; sin embargo, esa era una noche para teñir la luna con un color rojizo y que el alcantarillado quedara impregnado con el aroma de la sangre. Hojas de diarios rodaban por la ciudad, Gotham nunca antes había vivido tanta incertidumbre. Joker había escapado de Arkham y dejó un manifiesto donde dejaba en claro una broma como ninguna otra, una masacre a gran escala por solo diversión. Aquella noche, rondando las 3:00 a.m., no muy lejos del sector comercial burgués en la vía que lo conectaba al barrio chino, lugar donde el príncipe payaso del crimen caminó siguiendo la huella de la persona más sigilosa y profesional en cuanto a robos se refería. Sí, the Joker estaba siguiendo la pista de alguien a quien sabía que Batman le tenía una alta estima, y sería capaz de arrebatarle otra vida así como lo hizo con su "chico maravilla" años atrás. Como era una noche importante vestiría con un traje negro en su abrigo, pantalón y zapatos, camisa y guantes blancos para contrastar. El pálido payaso de verde cabello se adentró cerca a una destacada joyería, la próxima noche iban a subastar un diamante que podría ser evaluado como el más costoso del mundo, así que seguramente toparía su jovial y agraciada personalidad con la mujer que estaba buscando.

Su deformado rostro con exagerada sonrisa que deja ver esos amarillentos dientes, mientras empuñó una herramienta poco ortodoxa para él, como lo era un hacha. La brutalidad que emplearía no iba acorde con lo galante que decidió estar. Entró por la puerta trasera, no visitaría a su compañera de juego sin portar además un kit de cartas explosivas, gas de la risa, cuchillos, su botón eléctrico de bromas y un revólver, aparte de aquella hacha. Lo primero que vió fue a cuatro guardias de seguridad, distraídos por completo, obviamente a la felina le gustaba entrar por los techos, así que la esperaría, decidió quitarle cualquier estorbo como era esa seguridad del complejo. De un solo tajo hundió el hacha en la cabeza de uno de los guardias, los demás viraron en esa ensangrentada escena donde la maníaca risa del trastornado empezó a hacer eco, antes de que ellos activaran alguna alarma o dispararan decidió dedicarles unas últimas palabras:
— ¡Je...Jejeje! Llegó la diversión, bueno, menos para uno de ustedes. Inició la temporada de caza de felinos en peligro de extinción y ese trofeo será sólo mío. Así que por favor. — Una teatralizada risa, sus manos dejaron el mango de manera dejando caer el cuerpo del primer asesinado, sacó de sus mangas unas cuantas cartas las cuales arrojó a las gargantas de sus adversos, los tres guardias caían ante el perfecto corte que los degolló e impidió que pudiesen empuñar sus armas mientras buscaban cubrir su herida con las manos, estaban en agonía, él -the Joker.- sacó el hacha del cráneo dividido para acercarse a los hombres, sonreírles y cegar sus vidas con una bestial embestida de la herramienta para decapitarlos. ¿Qué nivel de locura había desatado el payaso esa noche? Incluso sus demás muertes no mostraban esos signos de sevicia como lo fue en esa oportunidad. Notó que salpicaduras de sangre mancharon parte de su traje, maldijo mientras decía a regañadientes: — ¡Diablos! ¿Cómo acudiré a mi cita si se ha estropeado mi mejor traje? No sonreirán ni en su viaje al Hades— obviaría dejar una sonrisa en las cercenadas cabezas, para ir a las computadoras y desactivar cualquier seguridad, cámaras y dispositivos que permitan que se eche a perder el encuentro entre ellos, uno que no se daba desde el tiroteo en la boda de la gata y la rata voladora.

Al desactivar todo, decidió esperarla entre las sombras, sonrió cerrando sus ojos, permitiendo a la maestra mente criminal agudizar el oído. Efectivamente algo se escuchaba deslizarse, no estaba solo, podría llevar carne de gato a sus hienas finalmente. Permaneció en el sofá que estaba cerca a la exhibición de joyas, con la diestra sostiene el hacha y la zurda solo en el respaldar del brazo, esperando a por ella. — Esta noche vamos a bailar, querida. Y por bailar me refiero a que nos vamos a matar. — musitó para sí mismo, sus emociones estaban exacerbadas, ansiaba a morir, literalmente, verla.


Gracias por aceptar espero nos llevemos.bien