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About Me Notes
About Me

[code]⇢ Nombre completo: Sky De Earlenbaugh
Edad: 23 años
País de residencia: Ucrania
Ocupación/Título: Príncipe.
Religión: Cristiana.
Orientación: Heterosexual
Estado civil: Comprometido.[/code]

[code]Heredero al trono y nacido en tierras de Kiev, fue el primer hijo de los futuros reyes de dicha nación y el motivo de brindis bajo las nubes oscuras que habían desaparecido tras minutos de su nacimiento, una coincidencia que ni los más sabios pasaron por alto. Desde su infancia el amor por el esgrima y el aprendizaje de diversas lenguas fue desarrollándose a mérito propio de su padre, dando esto una visión positiva al futuro legado creando también un cierto índice de popularidad y reconocimiento del muchacho entre los súbditos. Pero esto no era solamente lo que causaría respeto y amor a la larga entre sus sirvientes o la misma gente del pueblo, otro hecho a destacar era la poca importancia que daba el príncipe en entremezclarse con la plebe y la gentuza en general. Esto sin duda era un conducta que poco solía agradar a los reyes, provocando con esto el asignar mayores ocupaciones que lo distrajesen lo suficiente o simplemente que le impidiesen la salida del reino, lo cual causó rebeldía en el más joven al medianamente sospechar cuál era el afán de sus padres, pero esto no impidió que crease una estrecha amistad con el hijo de uno de sus súbditos llegándolo a convertir en su cómplice de juegos y travesuras.
No era algo que pudiesen prohibir, aunque las mismas sirvientas por órdenes de la reina buscaban impedir que estos dos se vieran, alguno de los dos infantes buscaba la manera para volver a encontrarse. Todo cambió, cuando estos dos alcanzaron una etapa de madurez que dejó asomar compasión en su madre sin dar más negativa a la amistad que ya había dado tallos entre ambos varones.

¿Y quién diría que así mismo el tiempo pasaría tan veloz y seguro como una ráfaga de viento moviendo las hojas de la tierra a las afueras del bosque?, los años pasaban sin conciencia de que pronto el príncipe estaría listo para dar el gran paso hacia su papel solemne como futuro gobernante de tan esplendorosas tierras. Aunque a sabiendas de la dicha con la que corría su vida al tener como ventaja el haber nacido bajo el seno de la realeza, temía ser una pieza más de los juegos monstruosos entre reinos cual partida clásica de ajedrez.

No era aquello que muchos llamaban “cobardía”, sólo el nacimiento de un sabor amargo que acalambraba su lengua cuando se recordaba a sí mismo lo profundo que tendría que sumergir las manos por el bien de su reino, el encapsular poco a poco la faceta de empatía y solidaridad creada a imagen y semejanza para emerger su frívolo reflejo como boleto al éxito.
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