— No necesitas comprenderme pues tú eres el dilema que me hace perder la cabeza ¿no lo ves?

Para la cantidad de sangre que había bebido de ella otro poco más no sería nada, terminaría con ese momento de debilidad a la cual había conducido; la entregaría a los brazos de la muerte, pero… Había algo más su forma de ser, su aroma, su actitud incluso su físico, le invita continuamente entregarla a la vida eterna al igual que ella. Negó un par de veces como si eso lograse alejar sus pensamientos ¿tenía sentimientos?

— Ugh, olvida lo que dije. Toma esto quizás te ayude a recuperar tu energía.

Tomó una pequeña caja de chocolates que ha decir verdad no sabía si aún tendría un buen sabor, porque al igual que los bebedores y fumadores sociales ella comía alimentos humanos en ocasiones cuando lo ameritaban.