- no tenía respuesta para ella, le observó mientras contenía la respiración pues tenía una sensación muy extraña para explicarla. Le dejó hablar y simplemente le dejó ir, sintiendose mal aunque no entendía porqué. -
— Si fuera un secuestro poco o nada me interesaría tu bienestar, tu vida. Es más ni siquiera te estaría ofreciendo esto.
La observó fijamente a los ojos. Resultaba difícil para ella no ser una asesina a sangre fría y mostrarse ante ella de forma más humana e incluso conciente de la vida. Suspiró con cierta pesadez, dejó el chocolate mordido dentro de la caja y esta a su vez la dejó en una pequeña mesa de madera.
— Eres libre Sil. Cuando te sientas con fuerza puedes irte de tu "secuestro"
Dicho esto daría la media vuelta y se marcharía de esa habitación.
- después de esa actitud, no estaba segura si debia comer el chocolate. No sabía si estaba envenenado o cualquier otra cosa. Nisiquiera entendía como había terminado en esa situación. Resignada al verse atrapada suspiró y entonces mordió solo un poco del chocolate para ver si así se calmaba un poco -
Una pequeña risa escapó de sus labios al ver el intento fallido de escape, se levantó de su asiento y se dirigió hasta donde su presa preferida hasta quedar frente a frente.
— Has perdido bastante sangre huir no es algo que puedas hacer, mejor come esto porque en verdad lo necesitas.
Sus manos rozaron las de la fémina en la búsqueda de la cajita de chocolates para así tomar uno y dejarlo contra sus labios, en los cuales se distrajo un par de segundos. Suspiró con cierto enfado pues había manchado su guante y peor aún, está sacando un lado más humano de ella.
- y en efecto, ese tono de voz había logrado su objetivo. La chica terminó por encojerse en el asiento como un pequeño animalito asustado, estremeciéndose un poco a causa de aquello que percibió como una amenaza-
Okay...yo ...amm, creo que es hora de que vuelva a casa.
- menciona bastante bajo, volviendo a guardar el chocolate en aquella caja para intentar ponerse en pie, fallando en el intento y cayendo sentada en el asiento -
Fue así como su entrecejo se frunció y, a ciencia cierta no sabe el por qué ¿tal vez por los chocolates? Quizás fue porque dijo algo en voz alta que no debió haber dicho, da igual.
— No juegues con tu suerte Sil no querrás que deje de lado mi autocontrol o ¿si?
Su voz fue segura, intimidante como muchas veces atrás lo ha sido con ella tomó asiente justo en frente de la mujer de cabellos azulados y negó con su cabeza.
— Agradezco la invitación ma petite muse pero tú los necesitas más que yo.
- elevó un ceja intrigada, ese comentario había despertado muchos pensamientos más en sí, parecía confundida al igual que ella y es que nunca había experimentado sensaciones como las que tenía cerca de esa mujer. Aprovechó entonces el último comentario y sonrió, tomando la caja de chocolates -
Como que olvidar ? Ya hablaste. Parece que te delataste sola .
- no quería abrir el chocolate pero la necesidad de recobrar energías era más, con cuidado abrió la caja y tomó uno que le ofreció a su acompañante -
— No necesitas comprenderme pues tú eres el dilema que me hace perder la cabeza ¿no lo ves?
Para la cantidad de sangre que había bebido de ella otro poco más no sería nada, terminaría con ese momento de debilidad a la cual había conducido; la entregaría a los brazos de la muerte, pero… Había algo más su forma de ser, su aroma, su actitud incluso su físico, le invita continuamente entregarla a la vida eterna al igual que ella. Negó un par de veces como si eso lograse alejar sus pensamientos ¿tenía sentimientos?
— Ugh, olvida lo que dije. Toma esto quizás te ayude a recuperar tu energía.
Tomó una pequeña caja de chocolates que ha decir verdad no sabía si aún tendría un buen sabor, porque al igual que los bebedores y fumadores sociales ella comía alimentos humanos en ocasiones cuando lo ameritaban.
- susurró de vuelta, sonriendo al escuchar aquel halago por parte de su acompañante. De haber sido por la cantidad de Sangre que había perdido seguro y ya estaría más roja que un tomate. Con cuidado se apartó un poco de ella para poder caminar hacia el asiento, necesitaba recuperar energías-
Susurró suave contra su oído. Su fuerza la midió para no lastimarla ahora que la había dejado tan débil, una gota de sangre se asomaba por la comisura de su labio. Al igual, que ella se embriagaba con su aroma que, le invitaba a quedarse cerca suyo.
— Esta noche te ves hermosa ¿lo sabías? ~
Su inocencia estaba tocando una parte demasiado humana que ella había creído muerta; estaba apreciando la vida. Con lentitud la guiaría hacia el asiento más cercano.
