Permaneció en silencio escuchando a Daren, algo sorprendida por lo que sería capaz de sacrificar.
Sin aviso previo se montó encima de su cuerpo juntando peligrosamente sus rostros.
—¿Lo harías Daren? ¿Serias capaz de entrar al sistema si yo así lo deseara?

— Ni siquiera me di cuenta que tú aprendiste a volar. Apenas puedo correr —Buscó su mano para poder entrelazar los dedos, jugueteando con estos mientras apretaba un poco los labios, meditando la idea de una vida godín. — Puedo ponerme el traje, si quieres... Y si tú me lo pides, puedo intentar no odiar la vida hogareña. Pero tengo una condición; el menú seguirá siendo pizza por las noches y verduras solamente en días especiales.

Podía tirarse desde el edificio más alto de la ciudad y Daren estaría abajo con los brazos extendidos listo para recibirla así como la envolvió con rapidez al tenerla a su merced.
—Bueno, esta última vez estábamos tan mal que nisiquiera fuiste detrás de mi. — Se acomodó como solía hacerlo, su rostro muy cerca de su cuello donde podría aspirar mejor su aroma. —No quiero esa vida sencilla, lo sabes. Pero tampoco me rehusó a jugar un poco con la idea. Imagina, tú y yo viviendo como un par de esclavos del sistema. Trabajo, compras, vida hogareña... es gracioso. ¿Te ves utilizando un traje y cargando un maletín? No te veo con el maletín pero en mis pensamientos no te ves nada mal de traje...

— Tú eres la que evoluciona por gusto, la que se pone a ver como complicarse más la vida. —La recibió de inmediato, acunandola contra él, jugando con las hebras de su cabello entre sus dedos— Y luego tengo que correr detrás de ti para que no me dejes como un cavernicola. —Estiró el brazo libre, para después pasarlo debajo de su cabeza y usarlo de almohada— ¿Eso quieres ahora, Pho? ¿Quieres una vida de compras de super y pláticas sencillas?

—Estaba de hiatus y sabes que yo aprovecho ese inter para replantear, analizar entre otras cosas antes de volver peor que antes... — Cruzó los brazos a la altura de su pecho enarcando una ceja haciendo evidente que era consiente de sus intenciones.
Soltó un suspiro dejando entrever que las cosas no habían cambiado ni un ápice. Se recostó en el sitio que Daren le había cedido. Tuvo que recargar su cabeza sobre el pecho que la invitó a hacerlo.
—Como sea... hay que hacerlo y tú serás mi acompañante.

— ¿Qué le han hecho a la pobre Aries para que opte por el camino cruel del celibato? —Palmeó el lugar a un costado de su cuerpo, manteniendo su brazo extendido para que no tuviera otra opción más que usarlo de almohada— Suena tan similar a una señora ama de casa...

—Tienes mi primera virginidad porque la nueva sigue intacta, como dato curioso... hahahaha. Vale, te tomo la palabra. Sinceramente ahora no tengo la energía suficiente para lidiar con las compras...

— No puedo ofrecerme como víctima, ya sabes, soy alérgico al sufrimiento. Pero si te sirve de consuelo, casi estoy seguro de que tu virginidad la tengo yo. Al menos parcialmente. —Soltó un siseo entre dientes, aguantando la risa de su chiste rancio. — Quédate aquí un rato más y yo te llevo por la despensa más tarde.

—No tengo víctimas y me he mantenido tanto tiempo en abstinencia que estoy casi segura... soy virgen de nuevo.

— ¿Desde cuando comes? Creí que solo te alimentabas del dolor ajeno y el sexo duro. ¿Qué te está pasando? —