-No estoy diciendo locuras, bobo, puedes llorar conmigo, lo sabes, estoy aquí para acompañarte- Extendió su mano para tocarle el hombro con ligereza, dándole unas leves palmadas -Conmigo no tienes que esconder nada-

— ¿Quién se está haciendo el fuerte? Ja... No digas locuras —Tomó de su cerveza, desviando la mirada hacia un costado para evitar que los ojos llorosos se notara.

-No tienes que hacerte el fuerte conmigo, lo sabes, estoy aquí para acompañarte- Tomó el licor y lo bebió, ignorando el gusto alcohólico y concentrándose en el amargor del café.

De inmediato se limpió el rostro, tratando de disimular el mal rato. — He... No te había visto.. —Trató de sonreír, acercandole una copa de licor de café. — No es muy fuerte, te va a gustar

-Daren...- Verlo así le partió el alma, así que no tardó en sentarse con él para hacerle compañía.