Lo entiendo joven Cyrus, de momento pensaré que es un placer este encuentro sin que fuese algo más.

— Asintió, con una sonrisa que dibujó a medias en su rostro, falta de costumbre tal vez poder sonreír con naturalidad antes seres que recién conoce. De hecho no estaba segura de si volver a invitarlo, dada la repentina e inoportuna aparición de él y su territorio, lo meditó pero no mucho y accedió al final, quizás sería interesante (al menos para ella), el conocimiento provenir de otros seres.—

Queda invitado, pero no espere mucho de aquí. La unica habitante soy yo.

Palabras muy acertadas, pero me temo que la gente y sus licencias simplemente me han hecho perder la preocupación por aquello del nombre. Es un placer Seilah.

-Resultándole difícil la fonética, o quizás la falta de costumbre, que lo pronunció /seilá/. No dijo nada al respecto, pero pensó "¿Así se pronunciaba?"-.

Y ten por seguro que vendré en muchas más ocasiones, se me antoja interesante conversar contigo, siempre y cuando me invites primero a venir.

-Entonces, rio-.

Le llamaré Cyrus, todos tienen un nombre por y para un fin. Por lo mismo me presento, puede llamarme Seilah, si es que desea recordarlo, o si sus visitan siguen siendo habituales.

Puedes llamarme como más te plazca, no es que tenga reparos al respecto, pero mi nombre es Cyrus. Y para fines de reciprocidad, pregunto, ¿quién eres tú?

Que un ser desconocido me cuestione, es tan nimio como sus palabras. No obsante, no puedo aceptar el atrevimiento del mismo, más aún cuando aparece de la nada a mis dominios sin invitación, aunque dudo que la necesite. ¿Quién es usted?

Devorar con una caricia, suena, cuando menos, a un absurdo. Y aún si obviamos eso, dudo que un alma se disponga fácilmente con algo tan nimio.