-Estoy persiguiendo algo, no estoy muy seguro si nombrarlo una persona o una criatura, pero, si tampoco lo has sentido o pareces no estar alerta sobre ello, significa que no han conocido tus dominios, es una suerte.
Había sido dado por la pura casualidad, no es que precisamente buscara acabar en este lugar, quizás fue el resultado de una accidentada persecución o una extraviada investigación, hay cosas que no dirá con facilidad.
-Una anomalía mas que nada, consumió la vida de toda una ciudad y escapo como si nada.
Hay algo escondido en esto, no es precisamente una investigación de campo, el azabache tiene una búsqueda personal que casualmente se enreda con esta situación, sus ojos podían dar una lectura de ello, es intrépido como nadie, pero su enfoque es absoluto.
-Veo que mi apellido es sonado incluso más allá de Elysium.
No le es extraño, se ha ganado un gran numero de enemigos a causa de tal cosa, y la otra mitad de esto por sus propias acciones imprudentes. Curioso, nunca había leído sobre alguien como ella, ni mucho menos escuchado, lo que significaba que no se trataba precisamente de un enemigo para su sangre, o eso quiere pensar, no es tan confiado como aparenta.
Es en esto que, su mirada la busco hasta mutuamente encontrarse, el interrogatorio hizo un cambio de sentido ante la pregunta tan directa. ¿Debería dar tanta información? Tal vez si, tal vez no, era preferible aun asegurarse, después de ciertas experiencias no puede confiar plenamente en que alguien pueda ser amigo o enemigo con solo la primera impresión.
Así que un Izanagi me visita, esto es inesperado para mí. De razón tu aroma era tan familiar, o más bien cercano. Somos desconocidos, pero sé de los tuyos, al menos por historia, así que dime. ¿Qué tanto persigues en mis dominios?, nada podría escaparse de mis manos y menos cuando soy yo quien tiene el control aquí.
— Seilah en ese instante cambió radicalmente. Desde el inicio sus preguntas fueron las correctas para cualquier desconocido, pero al descubrir el apellido de quien se trataba, le era imposible querer siquiera poseer sus alma, no estaba apta para ello. Tampoco intentaba ser amigable, solo buscaba una cooperación mutua para evitar más invasiones inoportunas en su territorio. Enseguida se dio la vuelta, dando unos pasos alrededor de él para así tenerlo de frente, aunque eso sí, a una distancia prudente.—
— Mantuvo un extenso silencio conforme el joven se daba el tiempo de dar sus explicaciones o responder su pregunta. De hecho podría sentir un leve sospecha, o un tonto indico de que puedo haberlo conocido de otro lado -O tal vez, solo su perfil le era familiar-, no quiso mirarlo ni de reojo mientras permanecía a sus espaldas, prefirió tener paciencia y escuchar lo que decía. Tenía que mostrar seguridad, imponencia y sobre todo seriedad ante cualquier individuo o ser que pisaba sus terrenos, y cuando finalmente pudo oírle hablar, la vigilante esbozó una tenue sonrisa.—
Que modesto eres.
— Interrumpió muy breve a sus primera oración y continuó escuchando. No mostró alguna señal de inflexión o nervio, todo lo opuesto, necesitaba respuestas claras. Cuando terminó de oírle, y recibió toda la información de su parte, la expresión seria en su cara cambió, dejando señas de asombro en su lugar. Para ella era impensable que un Izanagi estuviese ahí, no al menos de ese modo. —
-Posiblemente lo segundo, no podría considerarme astuto al completo.- Aunque su mirada expresaba cierta calma, su tono con cierta firmeza había cambiado, prefiere tener ese cuidado antes de que posiblemente su cabeza termine rebanada. No flaqueo, no tembló, su cuerpo estaba recto, elevado firmemente mientras su mirada se desvía por unos segundos a seguirla, no asi su cuerpo que mantiene su postura.
-Izanagi, Soujiro Izanagi. Soy un simple agente de The Order, me supongo que nada de esto te debe sonar conocido. No te preocupes, no soy un invasor, quizás, podríamos decir que acabe aquí por accidente, mientras perseguía a algo mas.
Y es que esa era parte de su naturaleza, es por eso que sus palabras siempre expresaban esa notoria serenidad en su forma de comportarse y hablar. Aunque, es ignorante de una cosa, la particularidad con la cual estaba presente en este lugar, para el, no era raro terminar en situaciones mas que extrañas, pero, esta sin duda alguna podría ser de las que resulten mas particulares.
Algo puede notar, tanto la forma de hablar como la severidad que su aura emana sin duda alguna niegan cualquier posibilidad de alarde; ella habla en serio, cosa que al varón le fue suficiente alerta para medir sus acciones en cierta forma, después de todo, tampoco es lo suficientemente irresponsable como para exponer su vida tan fácilmente.
— No dió validez a los comentarios del joven, dando por sentado desde el inicio de su llegada que solo la poca y vaga sensatez vendría acompañada de ese ser. Lo que si estaba claro eran dos cosas; uno: ese hombre no era humano, al menos solo en apariencia o eso podría deducir ella, dos: los unicos que pueden pisar sus dominios son aquellos que han conocido antes la muerte. Para concluir con sus propias indagatorias, la vigilitante escuchó y se quedó inexpresiva todo ese tiempo.—
Muy astuto para ser humano, o muy estúpido para cruzar la línea paralela entre este mundo y el otro. Soy quien custodia este sitio, y ningún ser vivo podría existir aquí, entonces ¿Tú quién eres?
— El diálogo se volvió tenso, al menos de su parte. Enseguida La regente se levantó de su posición, caminó solo unos pasos, y se desvaneció instantáneamente volviendo a aparecer detrás del hombre, manteniéndose a espaldas de él con sus brazos cruzados esperando oír lo que tenía que decirle.—
—Te falto decirme tu rango, tus hazañas y el porque debo tener consideración al hablar, con todo el paquete completo tendríamos una presentación clásica de poderío.—
Si, era enteramente una mofa; Soujiro no era precisamente del tipo de persona que respetaba lugares o temores, podía notarse en su expresión cargada con una confianza que en si misma casi rozaba la estupidez; al menos para quien le viera por primera vez. Seguido de esto, el azabache cambió un poco el sentido de su expresión original, cual si su comentario anterior careciera de importancia.
—No soy precisamente el tipo de humano que le tiene el debido respeto a las separaciones entre planos y realidades, no pertenezco a ninguna, y al mismo tiempo todas son mi territorio de interés. ¿Estoy invadiendo tus dominios?
Para mi las provocaciones son descartables, intenta otro juego de palabras mejor joven o regresa al mundo de donde llegaste, los humanos pertenecen a otro plano, o ¿Acaso estas deseando tu propia perdición? — La regente habló sin amenazas, únicamente expuso las palabras apropiadas de acuerdo a su criterio y el como veía la actual situación con aquel ser. Se mantuvo tranquila y observando desde la entrada hacia aquel portal detrás de ella.—
