-Desde ya un tiempo había corrido la voz de la muerte del Rey Eberhard, así como también la usurpación del trono. Se decía muchas cosas terribles sobre esa mujer, más bien se vio como el terror volvió a recorrer las tierras cercanas y como el miedo sucumbía poco a poco en las poblaciones lejanas. Aunque no todos temían a la nueva reina. Un joven, bastante extraño y alegre, quien no tenía ningún miedo a represaría, junto a su sirviente, tuvieron el descaro de adentrarse al palacio de la nueva reina, evidentemente evadiendo todo guardia por la cercanía. Algunos asumían que fue casualidad [...]
Por eso...~ **Responde ella, con ése acento de arrastrar las palabras, en la lengua común. Y, sin embargo, pese al regocijo, se puede notar al oído atento que la lengua común, hablada por un esparvus de estatus noble, tiene una connotación de hastío. Cómo si se percibiese que ellos, a su juicio degradan la misma cultura de los terrenales. Como si fuese algo mal hecho que no merece la molestia.** Que no sepa hace más divertido esto... **Añade, con una sonrisa lobuna, y vuelve a golpear con el pomo del hacha, ahora a la sien del muchacho moreno, casi en el párpado del mismo; y, enseguida propina un tercer golpe a la quijada del lado contrario a la sien que golpeó antes.**
