-Desde ya un tiempo había corrido la voz de la muerte del Rey Eberhard, así como también la usurpación del trono. Se decía muchas cosas terribles sobre esa mujer, más bien se vio como el terror volvió a recorrer las tierras cercanas y como el miedo sucumbía poco a poco en las poblaciones lejanas. Aunque no todos temían a la nueva reina. Un joven, bastante extraño y alegre, quien no tenía ningún miedo a represaría, junto a su sirviente, tuvieron el descaro de adentrarse al palacio de la nueva reina, evidentemente evadiendo todo guardia por la cercanía. Algunos asumían que fue casualidad [...]
-Ambos se miraron nuevamente con distintas reacciones, Spica esbozó una divertida sonrisa, mientras Altair tan solo efectuó una nueva mueca de disgusto e incomodidad por ello, ya que hasta cierto punto le molestaba no poder comunicarse con otros, sin embargo no expuso queja alguna ante los golpes, más que alguno que otro sonido inentendible, como si se tratase de un jadeo pero por medio de un leve ruido monstruoso. Ante el segundo golpe solo cerró instintivamente los párpados para que sus ojos no fuesen dañados y ya el tercero produjo que su ceño se frunciera involuntariamente ante el molesto dolor que comenzaba a invadir su rostro, así como un leve mareo por ser atacado en esas zonas vitales para el funcionamiento de su cuerpo.-
Por eso...~ **Responde ella, con ése acento de arrastrar las palabras, en la lengua común. Y, sin embargo, pese al regocijo, se puede notar al oído atento que la lengua común, hablada por un esparvus de estatus noble, tiene una connotación de hastío. Cómo si se percibiese que ellos, a su juicio degradan la misma cultura de los terrenales. Como si fuese algo mal hecho que no merece la molestia.** Que no sepa hace más divertido esto... **Añade, con una sonrisa lobuna, y vuelve a golpear con el pomo del hacha, ahora a la sien del muchacho moreno, casi en el párpado del mismo; y, enseguida propina un tercer golpe a la quijada del lado contrario a la sien que golpeó antes.**
-El peliazul tan solo da un pequeño paso hacia atrás ante la mirada de la mujer, ya que hasta cierto punto le llegó a intimidar, no por su porte y presencia, sino porque su compañero estaba incitando a recibir tratos de los cuales no quería, y si bien no era un cobarde, el simple agarre de esta generó que su piel se erizara por completo.- Él no... -Iba a comentar algo pero al ver como el más bajo recibió ese golpe en esa zona, ocasionando que aquel tan solo profiera un leve sonido distorsionado, se acalló unos momentos antes de seguir con sus palabras.- ...no sabe hablar ningún idioma de aquí. -Pese a aquello, el peliazul se esforzó por modular alguno que otro sonido imposible para él en ese dialecto normal que ambos presentes estaba hablando, mientras se sujetaba por un momento la tráquea con algo de molestia, sin dar ningún buen resultado al respecto.-
**Ella tan sólo observa al muchacho levantarse, sin protesta alguna, y sonríe, complacida hasta cierto punto, para luego voltear a mirar al otro chico, bajo la sugerencia del peliverde a golpearlo también. Sin embargo no ha escuchado al otro muchacho hablar en ninguna lengua conocida, más que su extraño dialecto que sólo ha dejado en claro, ser el único con el que sabe comunicarse.** ¿Ah si? **Inquiere con ironía y un dejo de burla, para luego acercarse al otro chico, y tomar el mentón del mismo, escudriñándolo con su ojo derecho.** Juguemos a algo... **Sisea, para enseguida usar el pomo del hacha y golpear al joven moreno, justo en la tráquea.** Si me pides que pare, en mi lengua natal... no la común... sino la esparvus; pararé. **Algo bastante tramposo, ya que, el espalleus es un dialecto que sólo los seres de esa raza saben hablar, entender y escribir. Y dichos conocimientos no puede
¡Magnifique~! -Comentó este con una alegre y amplia sonrisa ante las palabras de la reina. ¿Qué mejor para él que vivir bajo un techo sin preocuparse por mucho? Y más aún, servir de algo, puesto que desde ya tiempo se estaba aburriendo de su monótona vida fingiendo ser un noble entre tantos idiotas con estatus. Luego de ese golpe, cual solo generó una pequeña mueca en sus facciones, se levantó sin problema alguno para luego hacer la "señal de la victoria" con sus dedos a su compañero, quien solo resopló con desinterés.- Altair también quiere que lo golpees~ -El peliazul solo le fulminó con la mirada, ya que no era partidario de esos maltratos injustificados pero tampoco se pondría a llorar como idiota por ser golpeado.-
He decidido ver como me serás más útil... **Replica ella, con un deleite resuelto y, hasta cierto punto le fascina que el chico no sea como esos que lloriquean y suplican por piedad, con uno sólo de sus golpes. Sin duda el mejor saco de torturas, hasta el momento. Sin embargo tiene curiosidad por conocer sus límites y que, realmente lo lastima. Ya que, si no hay nada que lo haga, sabe que tarde o temprano se acabará aburriendo de ello.** ¡Levántate! **Exige ella, con voz atronadora, para dar otro golpe, esta vez brutal, contra el hombro del muchacho, usando el mismo pomo del hacha.**
-Como era de esperarse, por mucha fuerza de voluntad y baja tolerancia al dolor que tuviese aquel, terminó desplomado en el suelo debido a ese golpe en su zona baja. Más bien el lugar donde golpeó fue lo que desencadenó desestabilidad y caída. Su compañero sin siquiera moverle, observó la escena con una leve sonrisa, cual ocultó instantes después con su mano para que no fuese notado.- ¿Eh~? ¿Acaso sucumbiste ante mis encantos que no dejarás irme~? Qué gesto tan adorable de su parte, majestad. -Replicó el chico con osadía y diversión. El estar sometido de esa forma le agradaba al tan punto de excitarlo, sin embargo podía levantarse cuando quisiera sin hacer demasiado esfuerzo, pero optó por quedarse en dicha posición.-
Es una lástima... y yo te dejaría participar en el desmembramiento... **Musita, un tanto despectiva a la negativa del joven, para, cuando este se voltea, dar un golpe mucho más fuerte que el anterio, a la espalda baja del chico. Puesto que este fue propinado con mucha mayor dureza, espera que caiga de rodillas por lo menos, para pisar su torso y retenerlo en el sitio, expresando con una voz siseante y encantada, así como filosa y cruel.** Aunque ya que has pasado a los guardias sin mi consentimiento... ¿crees que te dejaré ir tan fácil?
-El peliverde estaba satisfecho con aquella respuesta pero ante la mención de esa "mocosa" cual no conocía, sin duda generó un conflicto interno, puesto que en primeras no tenía idea de quien era. En segunda tampoco tenía idea de onde estaba y cosa más importante. ¿Tendría que seguir una orden así solo por un techo?, a lo cual sólo respondió.- Si me dices que tu ejército no pudo contra una niña, estoy considerando seriamente en declinar mi oferta. Creí que las fortaleza de la reina era impenetrable pero veo que no. -Expuso en ese tono sobrante y atrevido puesto que, él, como su compañero no deseaban permanecer en un lugar donde no podrían tener la seguridad de estar protegidos al cien por cierto.- Vamonos Altair... buscaremos un amo digno de nosotros. -Pese a ello, el peliazul no mostró interés en retirarse, ya que él si era un hombre más de guerra que su compañero, así que tan solo respondió en su lengua sin que le pudiesen entender.-
