N-No es que dude de usted, Vil-senpai... - Balbuceó Epel en voz baja, mientras él y sus superiores llegaban hasta el salón de los espejos y al darse cuenta de que el lugar estaba desierto, por lo que podrían ir al Valle de las Espinas sin levantar sospechas a otros. - Pero...No sé por qué tengo un mal presentimiento de todo esto. Es como si...Como si algo o alguien nos estuviera siguiendo. ¿Es normal en la preparación de esta clase de pociones, en donde se requieran complejos rituales? - Preguntó el joven mago de primer año, mirando el espejo que los llevaría al Valle de Espinas, tragando saliva de forma audible. - ¡N-No me malentienda! ¡No tengo miedo, de verdad!