—Te quiero, mi Musa.

—Te quiero, Classical.

—No necesitas prometerlo: seguramente será divertido, si tú estás.

—Claro, veremos el cielo, tocaremos guitarra, nos bañaremos en la playa... Toda clase de cosas. Prometo que nos vamos a divertir.

—Oh, ¿nos quedaremos a dormir en la playa? Suponiendo que en algún momento descansemos... La madrugada es perfecta para hacer música, más si tú eres quien la inspira.

—Un día de camping, llevaré mis libretas para anotar composiciones.

—Deberíamos repetirla, Musa. Pero esta vez bajo las estrellas.

—Ni yo, Maestro. Ni yo.

—Esa es una caminata que jamás olvidaré.